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El economato de Ione

Amici, camerati, compagni:

En este eterno retorno hacia la nada del pijo-comunismo “a la violeta”, es decir, “podemita”, la conocida como Ione Belarra, alias “la niña de la curva”. Recordemos la leyenda urbana versión José Mota:

Y es que a esta feministra se le ha ocurrido la magnífica idea de volver a lo que se llamaba hace 60 años, “el economato laboral”, que era, ni más ni menos, una tienda que no podía contar con ninguna aportación de capital por parte de sus trabajadores, ni tener ánimo de lucro, y su finalidad debía ser la de facilitar a éstos, y a sus familiares, las mejores condiciones posibles de calidad y precio, los artículos de consumo más usuales y necesarios, a fin de defender el poder adquisitivo de los sueldos y salarios y colaborar en el mantenimiento de los precios y eventualmente en la ordenada y rápida distribución de dichos artículos.

Esta idea de limitar los precios tiene grandes impulsoras e impulsores en el Gobierno más caro de la historia de España: 23 ministerios. Como no podía ser de otras manera, “Yolanda, la Tucán”, tuvo la genial idea de que se debería establecer de forma obligatoria -es decir, a lo comunista-, una bolsa de la compra protegida.

Esta “bolsa de la compra” está compuesta por productos básicos, vamos, baratos, y, como era de esperar, ha sido un rotundo fracaso, aquí explicado:

Fijaos que son los mismos productos que estos seres miríficos, hijos de la religión de la paz. Se encargan de tirar a los contenedores, con evidente desprecio de quien les da de comer, vestir y educación, todo ello gracias a la filfa anticolonialista.

Una de romanos: el edicto de Diocleciano

El edicto sobre precios máximos, también conocido como el edicto sobre precios o el edicto de diocleciano, fue una norma promulgada en el año 301 por el emperador romano Diocleciano, que fijaba los precios máximos para más de 1300 productos, además de establecer el coste de la mano de obra para producirlos. Durante la crisis del siglo III, la moneda romana se había devaluado enormemente debido a que los numerosos emperadores y usurpadores habían ido acuñando sus propias monedas mediante el sistema de devaluar su valor metálico con la finalidad de obtener más efectivo con el que pagar a los soldados y funcionarios, lo que dio lugar a una inflación salvaje, justo como está ocurriendo aquí y ahora.

El edicto no consiguió su objetivo de detener la inflación, puesto que la producción en masa de monedas de bajo valor metálico continuó devaluando la moneda, ahora sería algo como imprimir billetes o pedir y malgastar fondos europeos. Esto produce siempre incremento de los precios y, además, dado que los precios máximos del edicto resultaban demasiado bajos, los mercaderes optaron, o bien por dejar de comercializar algunos bienes, venderlos ilegalmente, o utilizar el trueque o el mercado negro. Esto destrozó la economía del Imperio Romano, debilitó a las legiones que, como no cobraban, o cobraban con moneda devaluada, no les apetecía mucho guerrear con los bárbaros, con lo que llegó a su caída en el año 476 después de Cristo.

Por consiguiente, a imposición de límites de precios al consumo se convierte siempre en un paradójico encarecimiento y en el florecimiento de un “mercado negro”, además de las colas, racionamiento y la corrupción subsiguiente, tal y como está pasando en Cuba o Venezuela, con gobiernos comunistas, muy amigos, por cierto, del “pastiche” social-comunista de aquí.

Pues bien, a Ione se le ha ocurrido meterse mucho, pero que mucho, con Juan Roig-Mercadona, le ha llamado capitalista despiadado. Aquí un buen comentario a modo de antecedentes:

https://www.tiktok.com/@willytolerdoo/video/7233703767802268954?is_from_webapp=1&sender_device=pc

Los “economatos laborales” fue un invento de Girón de Velasco, el ministro de trabajo de Franco, falangista de primera hora en Valladolid, de la recia Castilla.

La verdad es que en tiempos de escasez y de pertinaz sequía, a los efectos de garantizar un mínimo de alimentos a unos precios razonables, pues llegaron a funcionar. Todo esto en épocas de mucha penuria, no en vano no sólo había ocurrido una desgraciada guerra civil, también la Segunda Guerra Mundial y el posterior bloqueo de los vencedores a España e intento de deponer al Caudillo, cosa que no consiguieron, evidentemente, porque un pueblo con redaños, en donde todos, con independencia de su ideología, vencedores y vencidos, con unidad, orden y aguante, al final prevalecieron sin perder la honra, haciéndose dignos de ser hijos de España.

La Garbancita Ecológica

A todo esto, Ione la Inane, amiguísima de de la mamá de los hijos del macho-alfa, Irene Montero (aquí bajo las tenéis con sus circulitos rojos),

nos ha contado que compra en un “super” de barrio que se llama “la garbancita ecológica”, que son super-veganos, resilientes, inclusives y no binaries.

El problema estriba en que, al querer hacer proselitismo con las cosas del comer, resulta carísimo y, claro, se lo pueden permitir únicamente los que cobran sueldos públicos de consideración. Como por ejemplo la “pandi” de Irene y sus amigas, que se fueron en el falcon oficial a Nueva York.

De todas maneras, yo creo que Pam, la del “Ministerio suelta violadores”, más que de la garbancita ecológica, me la imagino devorando hamburguesota calórica, vamos, la reina de los “doble-whoppers”. Y es que Pam, si bien no es sorda, es gorda y “bollera”. Vamos, que, según Irene, tiene muchísimas condiciones para ser alcaldesa, ministra o lo que fuera, porque no hay nada como tener defectos físicos, sin entrar en los morales, para merecérselo todo.

Candidata de Podemos al ayuntamiento de Valencia.

Y es que a los podemitas les va tan mal en las encuestas que tienen que seguir declarando imbecilidades para que los medios recojan sus sandeces. Así que utilizan para su campaña a Pablo Motos y Miguel Lago. El motivo es que los cómicos se rieron en el hormiguero de la ridícula forma de presentar a la candidata a la alcaldía de Valencia, Pilar Lima, por parte de Irene Montero. Nosotros, aquí, en la trinchera, también nos cachondeamos la semana pasada. Montero exhibía los “meritos” de su candidata: sorda, bollera y feminista. ¡Todo hitos dignos de admiración!, de hecho, la propia Lima dice que ella es mejor que Rita Barberá, sólo por estar fuera del armario. En fin, se meten con Rita ahora que no está para defenderse, que sino hubiera sido de grandísimo interés un combate entre las hijas de Safo, reinas del tribadismo, demostración absoluta de la falta de discriminación de las tendencias sexuales, puesto que en cuestión de cama que cada uno haga lo que le dé la gana. Eso sí, que no falte el chivatazo a la fiscalía especializada en la persecución del disidente, mediante la oportuna denuncia “de odio”, que para eso está.

Y es que esta es, en definitiva, la cuestión: LA LEY DEL EMBUDO. Para esta “izquierda caviar”, la parte ancha del embudo: chaletazos, productos gourmet, viajes a Nueva York, latisueldos, asesoras cuida-niños, etc. Y para los demás, la estrecha: inflación, pensiones cuestionadas, sanidad desbaratada y pisos imposibles. Y cuidadín con lo que decís, incluso con lo que pensáis, que os metemos una denuncia gracias a nuestra nueva policía política/fiscalía del régimen.

Nosotros los patriotas, tenemos muchísima más tolerancia y ganas de libertad que los comunistas de la Agenda 2030, infatuados de un poder para controlar los cuerpos y almas de los demás, pura inquisición jesuítica. Nosotros somos más como dijo José Antonio, españoles que no quieren una España chata y alicortada de lutos interminables, de podemismo y amargura, sino una España alegre y faldicorta.

En fin, no puedo por menos que recomendar la consigna que emitió el Almirante Carrero Blanco cuando el citado “bloqueo” al Régimen, y que resultó providencial para superarlo: UNIDAD, ORDEN Y AGUANTAR. Y, a ser posible, buenos amigos, con buena comida y buen vino. Y el que tenga buen cuerpo, pues que lo enseñe. Y el que pueda disfrutarlo, que lo disfrute.

Vuestro Otto.