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La trampistía

(Cómo aplicar LA VENTANA DE OVERTON para que la peña trague)

Amici, camerati, compagni:

Como sabéis, me encanta traer referencias de la antigüedad clásica a la actualidad, más que nada para solazarme con aquello de: “La historia es la maestra de la vida y el testigo de los tiempos”.

Por consiguiente, que surjan aquí o allá lo que se llama “el político aventurero”, o el “mercenario de su propio ego”, personajes abyectos, aupados por la indiferencia sanchopancista o la dedicatoria profesional de los talentosos del mal, los “spin doctors”, los que se dedican a vender “lideresos”, como si fueran unos iphone, pues que queréis que os diga: “Nihil novum sub sole”, o nada nuevo bajo el sol, que diría el Eclesiastés.

Les presento a Alcibíades-Sanchez

Según el historiador griego Tucídides, el de la Guerra del Peloponeso, el  líder ateniense Alcibíades nunca actuaba sin que entrase en juego su interés personal, siempre le acompañaba la sospecha de que su fin último era particular, no colectivo, no nacional, no patriótico. Alcibíades tenía todas las cualidades del “kalós kaiagathós”, el ideal griego que aunaba belleza, buena cuna, hermosura, talla, conexiones familiares, fortuna, inteligencia y coraje.

Pericles, que era su tío, además de primer ciudadano de Atenas, se convirtió en su tutor. En el año 420, con apenas 30 años, consigue ser elegido estratego, la más alta magistratura ateniense. Su idea es conquistar la isla de Sicilia, para después volver al Peloponeso y acabar con Esparta. Pero la expedición a Siracusa fracasó. Aprovechando su ausencia, sus enemigos en Atenas levantaron una causa contra él por sacrilegio, a cuenta de unas estatuillas del dios Hermes cuyos genitales habían sido mutilados, vamos, que les habían cortado los “hueviales”.

Pero Alcibíades huye y se pasa a Esparta, al enemigo jurado de Atenas. Pero como tenía fama de traidor, mentiroso y convenenciero, los dirigentes espartanos planearon su asesinato. Enterado de ello, Alcibíades huye a Persia, donde fue asesinado en el año 404 antes de Cristo.

Alcibíades es el paradigma de una “democracia” en crisis, y su ejemplo ha fructificado por doquier, allá donde la imagen y la apariencia tiene más valor que el discurso racional y sensato propio de un hombre de estado. Por ejemplo, Justin Trudeau, primer ministro de Canadá, que es otro agendista a sueldo de Soros: padre, hijo y espíritu santo.

Estamos rodeados de Alcibíades, esto es, de oportunistas tenaces, de ambiciosos sin límites, de supervivientes natos, de políticos en definitiva.

Alcibiades-Sánchez, insisto, no es un ser especial dotado de carisma. Ni siquiera es el más listo de la clase. Es, simplemente, producto de los tiempos de la mercadotecnia aplicada a la política, aquí bajo tenéis un “experto” caído: Iván Redondo,

que esconde siempre intereses económicos que ni siquiera podemos sospechar, excepto por las “alianzas” que subyacen en los “ascensos irresistibles” de estas naderías que nos toca aguantar.

Por consiguiente, hará todo lo que sea necesario para detentar el poder, como un auténtico filibustero, sin importarle las consecuencias, más allá de disfrutarlo unos meses o unos años más. Luego, ya se le recompensará en los foros de Davos o donde sea. Que no se ha sabido de ningún “mandatario-mangante” que haya pasado necesidad tras cumplir diligentemente con lo que se le haya mandado.

DAR CERA, PULIR CERA

Que la insistencia en el mensaje, breve, con componente emocional, recordable por el más corto de los destinatarios, forma parte del argumentario de la política de masas desde que se enunciaron por Edward Bernays, sobrino de Freud, el “genio” del mal, e iniciador de las técnicas de las relaciones públicas aplicadas a la política. Si queréis saber más sobre la propaganda política, este video es de 10:

Pues bien, una de las llamadas técnicas, o pasos, en el convencimiento, sin consentimiento, de las masas es lo que se conoce en las técnicas de relaciones públicas como:

LA VENTANA DE OVERTON

Joseph Overton, un publicista, observó que para cada área de gestión pública, solo un estrecho rango de potenciales políticas son consideradas aceptables, dependiendo primeramente si les conviene a los políticos apoyarlas antes que sus preferencias personales. De esta forma, ese rango varía, no cuando las ideas cambian entre los políticos, sino entre la sociedad que los elige.

Para evitar comparaciones con el espectro de posiciones ideológicas izquierda-derecha, Overton desarrolló un modelo vertical de políticas que van de «más libre» (arriba) a «menos libre», relativo a la intervención gubernamental, en la que las políticas aceptables se enmarcan en una «ventana» que puede moverse a lo largo   de este eje, ampliarse o reducirse.

PASITO A PASITO: HACER TOLERABLE EL CANIBALISMO.

Pongamos un ejemplo, cómo hacer tolerable el canibalismo:

Etapa 1: de lo impensable a lo radical.

En la primera etapa, el canibalismo se encuentra por debajo del nivel más bajo de aceptación de la ventana de Overton. La sociedad lo considera una práctica propia de inmorales o sociópatas. Esta idea se considera repugnante y ajena a toda moral. En este punto, la ventana está cerrada y no se mueve. Para comenzar con el cambio de opinión, se traslada la idea al ámbito científico, ya que para los científicos no deben existir temas tabúes. Así, la comunidad intelectual analizaría las tradiciones y rituales de algunas tribus, a la vez que se crea un grupo radical de caníbales que son advertidos por los medios de comunicación.

Etapa 2: de lo radical a lo aceptable.

Tras la etapa 1, la idea ha pasado de ser impensable a discutirse. En la segunda etapa se persigue la aceptación de la idea. Con las conclusiones de los científicos podrá calificarse de intransigentes a quienes se nieguen a adquirir conocimientos sobre el tema tratado. Las personas que se resistan comenzarán a ser vistos como fanáticos que se oponen a la ciencia. Poco a poco los medios de comunicación harían que el hecho de comer carne humana -o insectos- pueda considerarse como algo aceptable y respetable.

Etapa 3: de lo aceptable a lo sensato.

Consiguiendo que el consumo de carne humana se convirtiese en un derecho común, podría pasarse de una idea en principio inaceptable a algo sensato. Mientras tanto, quienes sigan oponiéndose a la idea seguirán siendo criticados. Estas personas pasarían a ser consideradas radicales, negacionistas, antivacunas o terraplanistas que están en contra de un derecho fundamental y del progreso.

Por otro lado, la comunidad científica y los medios de comunicación insistirían en que la historia humana está repleta de casos de canibalismo, sin que esto fuese extraño para esas antiguas sociedades o en casos más recientes.

Etapa 4: de lo sensato a lo popular.

En estos momentos, el canibalismo se convierte en un tema predilecto. La idea comienza a mostrarse en las películas, en series de televisión y en cualquier otro método de entretenimiento como algo positivo.

Etapa 5: de lo popular a lo político.

Finalmente, la ventana de Overton, cerrada al principio, se ha abierto de par en par. En esta última etapa comienza a prepararse la maquinaria legislativa que legalizará el fenómeno. Los partidarios del canibalismo, de las desviaciones sexuales, como la pederastia o el transespecismo, se consolidan en la política y comienzan a buscar más poder y representación.

SI NO QUIERES CALDOS, DOS TAZAS: (después de los indultos, la Trampistía).

Et maintenant, “aujourd,hui”. Tenemos al gañán de la Moncloa intentando sobrevivir unos añitos más al mando del juguete más deseado por un narcisista: el Poder. Y va a intentar “cuadrar el círculo” de las alianzas y de las promesas de rigor. Pero tiene un problema: ha ido dejando mucho cadáver, sobre todo el de su confiabilidad. Demasiados enemigos a medio enterrar y una vocación de engañar demasiado conocida. Por consiguiente, los dados están rodando, “tumbling dice”, como la canción de los Rollings.

Y no voy a entrar -no debemos entrar- en el debate jurídico-constitucional. Lo que debemos hacer, desde ya, es conseguir que el mensaje de la Patria, entendida como Nación, como voluntad de destino en lo universal, como decía José Antonio, sea manifestada de forma descarnada en el debate político, porque es lo que a los hijos de los trabajadores, de los españoles que han levantado este país, interesa. Y es que, tras la dupla amnistía-referéndum, impunidad-separatismo, se esconde lo peor de las burguesías separatistas, cuyo enfrentamiento con las ideas de igualdad real de los españoles, de todos los españoles, han repugnado a lo mejor del pensamiento nacional-sindicalista, o socialista y nacional. Porque el separatismo esconde, ni más ni menos, que una “apartheid” de clase social, en la que a los españoles sólo nos tocaría el “inmenso honor” de cotizar, pagar impuestos y adorar a la cultura superior de los pijo-burgueses, que van al Liceo a costa de nuestras pensiones, sanidad y educación de ese “Estado social”, que decían las leyes fundamentales de Franco, y que la canalla pijo-burguesa intenta desprestigiar, ya que jamás les vino bien que los hijos de los “charnegos”, así nos llaman a los que no tenemos los ocho apellidos catalanes, pudiéramos estudiar y mejorar.

Os recomiendo una novela, de las que más me han gustado/formado. Salimos en ella: Últimas tardes con Teresa: la lucha de clases entre pobres-inmigrantes y ricos catalanes-burgueses. Lo de siempre.

Somos los “pijoapartes”, gente que no puede hablar de su familia más allá de dos o tres generaciones, porque no somos “de-to-da-la-vi-da”. Sólo somos hijos de nuestros padres, tal vez, nietos de nuestros abuelos, a los cuales honramos, pese a que hayamos tenido alguna diferencia con ellos, cosa que es ley de la vida que brota y que se extingue. Inmigrantes, la mayoría. De pueblo. Porque somos del pueblo. Somos el pueblo.

Y, claro está, por muy anárquicos que seamos, tan reacios al orden y a la disciplina, corre por nuestras venas la sangre de Indíbil y Mandonio, Viriato, los monjes-soldado que vencieron al moro en las Navas de Tolosa, los del Tercio de Ceriñola, los Conquistadores y, claro que sí, los héroes del Alcázar de Toledo. Y no nos rendiremos jamás.

Para finalizar os dejo con una canción: “Patria”, de Rubén Blades, un patriota panameño, porque Patria son tantas cosas buenas…

 Vuestro Otto.