La pasada Nochevieja, según el Jefe de Policía de Colonia, Wolfgang Albers, unos mil hombres de origen árabe o magrebí, atacaron a un número indeterminado de mujeres europeas, no solo alemanas, robándolas, acosándolas sexualmente y atacándolas, e incluso violándolas, al menos a dos de ellas, que ya han interpuesto denuncia por éste delito. De momento han registrado unas 200 denuncias por diversos tipos de agresión, todas con el mismo perfil: mujeres europeas agredidas, robo, tocamientos de zonas íntimas, golpes, intentos de penetración vaginal o penetración directamente. Realizados por hombres de origen magrebí o de países musulmanes en general, que atacan en grupos de 25 a 30 miembros como mínimo, para repeler la defensa de las mujeres por parte de sus amigos o amigas, o sus parejas.
También confirma la policía alemana que, al menos el 70% de los sospechosos identificados en el lugar de los hechos, son demandantes de asilo procedentes de Siria, Agfanistán, Irak… siendo el resto correligionarios suyos de países del Magreb, algunos de los cuales inmigrantes en España. Se organizaron en grupos y después se conoció que también hubo cientos de ataques iguales en Hamburgo, Düsseldorf, Stuttgart…
REACCIÓN DE LAS AUTORIDADES ALEMANAS.
La reacción de las autoridades ha sido la que se esperaba, al menos aplicando la lógica de lo políticamente correcto.
La Alcaldesa de Colonia, como medida principal para evitar los ataques, ha recomendado a las mujeres “permanecer siempre en grupo y no irse con uno o con otro, al dejarse llevar por la euforia de la fiesta». Imaginamos que tras este primer recorte de las libertades de las mujeres, vendrá la recomendación de, al menos, cubrirse el pelo y caminar tres pasos por detrás de sus maridos u otro hombre de su familia con el que puedan salir a la calle. Es parte de la política de integración de los refugiados, adaptar al oriundo a sus costumbres tribales.
Pero no ha quedado su reacción solo en eso. También ha recomendado la destitución del Jefe de Policía por ocultamiento y manipulación de los hechos, aparte de inoperancia. Olvida frau Henriette Reker que hace pocos meses ganó las elecciones gracias al ataque de un perturbado mental, según todos los Medios al poco de ser acuchillada y el atacante identificado. El perturbado mutó en poco tiempo en extremista, y fue relacionado con un supuesto grupo neonazi 20 años atrás, lo que es curioso ( que existiese ese grupo ), ya que en Alemania está prohibido todo aquello que pueda ser identificado con la ideología nacional-socialista. Y frau Reker lo vendió como un ataque por su postura a favor de los refugiados. Frau Reker debería ser destituida por ocultamiento y manipulación de los hechos, aparte de inoperancia.
Es de imaginar que la reacción a partir de ahora será identificar a los agresores como pobres refugiados e inmigrantes a los que “manos en la sombra” emborracharon, organizaron y les dijeron que ese comportamiento era el habitual en Colonia cada Nochevieja. Seguramente esté detrás alguna organización antiimigración capaz de lavar el cerebro con un rayo de alta tecnología, al estilo del Dr. No de James Bond.
Desde luego no se recordarán las políticas de puertas abiertas de frau Merkel, y las declaraciones de los más interesados en la llegada de los refugiados, los empresarios sin escrúpulos que sustituyen mano de obra europea autóctona por inmigrante, hartos de ver a sus obreros europeos sin conformarse con los elevadísimos sueldos que les pagan. Su vocero, hace cuatro meses, en plena avalancha de refugiados, era el Presidente de la Patronal Alemana, Ulrich Grillo, que declaraba, «Si llegamos a integrarlos rápidamente al mercado de trabajo, ayudaremos a los refugiados, y nos ayudaremos a nosotros mismos». Y le apoyaba la ministra de Empleo y de Asuntos Sociales, Andrea Nahles: “La gente que viene aquí como refugiada debe convertirse rápidamente en vecinos y en colegas»… auténticos visionarios.
Por supuesto, en agradecimiento por ser alojados en Europa, no se aprovechan de la situación y las leyes de quien les acoge, muchísimo más garantistas que las de sus países de origen. El informe interno policial desvelado por Spiegel online, decía que un individuo, al ser increpado por los agentes, afirmó: «Soy sirio, me tenéis que tratar bien. La señora Merkel me ha invitado«. Según ese informe, otros atacantes rompieron supuestos permisos de residencia ante los agentes diciéndoles con chulería: «No podéis hacerme nada, mañana consigo otro».
REACCIÓN EN ESPAÑA.
Por parte de la silente Derecha, ninguna. Siguiendo la valiente línea de actuación del Presidente Rajoy en todo tipo de temas, como las amenazas independentistas en regiones españolas, el exceso de inmigrantes o la pérdida de valores éticos, culturales, etcétera, lo mejor es dar la callada por respuesta. Hasta que pase el temporal.
Desde la Izquierda, la clásica manipulación. Uno de sus iconos, El País, informó inicialmente sobre ataques machistas. Punto. Si no llega a ser tan grave el asunto y traer la cola que está trayendo, hubiese servido para convocar un par de manifestaciones pidiendo la castración de todo tipo de machos. Pero cuando trasciende que son ataques racistas perpetrados por refugiados e inmigrantes musulmanes, ya se manipula en el sentido de que, a quien hay que vigilar en realidad, es a todo aquél que no alabe la entrada de inmigrantes a espuertas en Europa. No sea que se esté volviendo antiinmigración por las leves faltas de unos pocos musulmanes ebrios que tropezaron con los adoquines de las plazas de Colonia y cayeron sin querer sobre algunas mujeres.
Pero la mejor de las respuestas llega por parte del emergente Podemos. Tras conseguir que a su voto base se le sume el de millones de españoles desencantados con los Partidos tradicionales, ahora toca convertirlos a su ideario. Lo de darles trabajo es secundario. Y hay que convertirlos sobre todo al asentimiento de que España, Europa, deben desaparecer como tal, diluidas es un mosaico multiétnico, el culmen de la felicidad. Para lograrlo, mientras miles de mujeres descubrían en Alemania lo que va a ser su existencia en un futuro a corto plazo, cuando el europeo sea una minoría en su propio continente, la Alcaldesa de Madrid organizaba un desfile de Reyes Magos en el que se borraba cualquier resto de tradición europea. Se exiliaba a la Sagrada Familia, sus Majestades de Oriente adoctrinaban a menores en los Principios del 15-M, y las comitivas mutaban en alegres batucadas de africanos, sudamericanos, chinos con dragones y ecologistas de asfalto con la espalda llena de ramas de árboles arrancadas. Primero se hace normal que “lo español” desaparezca, y después se emulará a la alcaldesa de Colonia, recomendando adaptarse a las costumbres de los inmigrantes para que estos se sientan a gusto en Europa. Más bien haciendo aceptar a las mujeres europeas que la tontería de la lucha por la igualdad en derechos con los hombres, se ha acabado.
NUESTRA POSTURA.
El pasado septiembre, cuando no llevar una pancarta con la leyenda “welcome refugees” era ser un monstruo insensible, advertíamos que no se puede mezclar agua y aceite. Que habría problemas. Se puede consultar el citado mes, en nuestra hemeroteca.
Y citábamos como línea a seguir para refugiar, no una derivada de ideologías, sino la de la ONU. ACNUR, Agencia de la ONU para los refugiados, aconseja alojar a los refugiados en regiones cercanas a sus lugares de origen, con una población similar en raza, religión y cultura.
El principal flujo de refugiados llega desde los campamentos de Turquía, quien los usa como arma de presión para lograr, y ya lo ha logrado, que se le quite la exigencia de visado a sus nacionales para entrar en Europa, que se les vuelva a poner como candidato preferente para entrar en la U.E., que se les dé ingentes cantidades de dinero para mantener los acampos de refugiados, no desde la ONU, sino que pague Europa.
En un país musulmán como Turquía, donde se les debería ayudar y refugiar, pocos conflictos como éste se hubiesen generado. Aunque sólo sea porque la acción de violar a una mujer musulmana trae como respuesta la reclamación de sangre por parte de su familia, a no ser que antes les meta la policía, sin siquiera identificarlos, en una celda para el resto de sus días. Aparte de evitarse conflictos derivados de las migraciones ocasionadas por una guerra, los migrantes no se ahogan cruzando mares.
Alberto Grasa