Ante los atentados de Bruselas queremos manifestar nuestra total condena de los mismos y nuestra solidaridad con las víctimas, sus familias y con el pueblo belga en su conjunto. Esperamos que este lamentable y luctuoso acontecimiento haga reflexionar por fin a nuestra clase política que, en general, tan frívolamente se refiere a las causas del fenómeno terrorista. Cada vez es más evidente que asegurar nuestras fronteras debe constituir un objetivo esencial de nuestra política para garantizar las vidas y, en suma, la seguridad de nuestros ciudadanos.
En este sentido no pueden esgrimirse declaraciones hipócritas, pretendidamente humanitarias, que contribuyen a desautorizar a nuestras fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado en su lucha contra el enemigo terrorista, para relajar nuestro control de fronteras así como la seguridad interior. Igual sucede con quienes propalan en nuestros medios una política suicida de puertas abiertas o de exculpación de los terroristas. Quienes así lo hacen tienen parte de responsabilidad en lo que hoy ha sucedido y seguirán teniéndola en los atentados que sucedan en el futuro.
De paso, es necesario que se debata en los medios de comunicación, sin prejuicios y seriamente, las propuestas y las razones de aquellas fuerzas políticas y gobiernos de la Unión Europea que son partidarias de ejercer nuestra soberanía nacional y el control estricto de lo que entra en nuestras fronteras.