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Ante todo, españoles.

Allá por el ya lejano año 2000, un antiguo ex-cautivo, al parecer también ex-divisionario, fundador que fue del Sindicato Español Universitario (SEU), Vicente Monzó, que en paz descanse, me presentó a José Luis. Y durante la comida que hicimos en un famoso asador, no sé si fruto de la mezcla del buen vino, con el cordero y la franca conversación, llegamos a mostrar una preocupación común por los destinos del país, que ya apuntaban a cierto revisionismo constitucional al modo separatista: eliminación del servicio militar, de los goberadores civiles, asignación del IRPF, “pacto por la lengua catalana”, etc, que el Gobierno aznarista se aprestó a pactar con Pujol. Y eso que partíamos -aparencialmente- de dos visiones contrapuestas, que resultaron coincidentes como la historia reciente de nuestro país y de nuestra amistad han demostrado.
Porque la cosa es que, hablando de lo que entendíamos por Patria, fue que coincidimos de una manera emotiva recia, celtíbera y mesetaria, en entender que Patria es, ni más ni menos, que “la memoria de nuestros padres”. Porque, claro, nos acordamos de nuestros padres. Y aquellos, de los suyos, y así sucesivamente remontando las aguas del inicio de lo que nos permite ese entenderlos y entendernos: la lengua, nacida en Castilla pero enriquecida por todo lo que hicimos y hacemos entre todos.
Porque la lengua española nos permite “ser entre nosotros”. Y no ser “otros” para nosotros mismos. Y es por eso que ha sido objetivo incansable del separatismo destruir la lengua común, para que catalanes, vascos, gallegos, valencianos y mallorquines se sientan enemigos de los castellanos, andaluces, aragoneses y de los propios paisanos que intentan entenderse con sus vecinos, amigos y familiares, porque es mucho más fácil la existencia cuando se vive en una comunidad organizada en un estado que recoge el sentido de un destino en común: la Patria.

Pero ¿qué ocurre cuando un Estado es dirigido por un grupo de malhechores, que solo buscan perpetuarse en el poder aún a costa de la quiebra de la ley, del Derecho y de la moralidad y la ruptura en pedazos de la convivencia nacional y más de 50.000 vidas de los más vulnerables?
Porque esto es lo que está pasando este maldito 2020 en nuestro país con este maldito gobierno social-comunista, dirigido –es un decir-, por un ganapán, y usufructuado por una tanda de incompetentes que buscan el medro y la impunidad para sus fechorías. Que saben de su estolidez, y pese a ello se les pagan latisueldos como si fueran útiles y productivos.

La monarquía y la Nación:
En el mundo de los movimientos patrióticos siempre ha habido un resquemor con la monarquía -habría que remontarse a Felipe II para encontrar al último aceptable-. Y si es borbónica, las disonancias han sido absolutas. Pero, héteme aquí, que hoy el rey Felipe VI se ha convertido en el principal valladar de la unidad y el orden constitucional porque representa al Estado, a su unidad y permanencia de la Nación española que es UNICA E INDIVISIBLE.

La republiqueta separatista:
Así la ha llamado Felipe González al proyecto de destrucción de España de los pijoprogres. Y para eso el Presidente Fraudez, trata de convertir al Rey en un monigote del “Hola”, porque sabe que ante el desvarío separatista y comunista, el único que puede llamar a las fuerzas nacionales a la unidad y a la acción es él. Lo hizo hace tres años ante la parálisis del zanguango de Pontevedra. Todo apunta a que lo volverá a hacer.
Pero a los patriotas nos toca preparar el momento de recuperar la calle, y de desmentir con los hechos de la protesta evidente y absoluta el desprecio por un gobierno fantoche apoyado en la Sexta y en el Sorosismo destructor de naciones.

Ramiro:
No por menos conocido que José Antonio, Ramiro Ledesma Ramos, asesinado cobardemente en 1936 por las encantadoras milicias obreras de la retaguardia- ¿sabías eso, Carmen memoriademocráticacalvo?-, supo captar en una sola frase la importancia de la Patria, no para los terratenientes, ni para los generalotes, ni para los obispos papudos, sino para la gente humilde, para los trabajadores españoles:

Alerta camaradas, vienen tiempos difíciles e interesantes. Pero esos son precisamente los que vienen bien a los patriotas. Aprovechemos, por consiguiente, la fortaleza propia de las minorías decididas, con ideología clara y acostumbrados a nadar contracorriente.

¡Feliz 12 de octubre, día de la Hispanidad y de la Patria¡ ¡Viva España¡
P.D. A las 19 horas nos vemos en Benimaclet para celebrar juntos el día de la Nación española.

O.S.