Categorías
Artículos

El salvaje y el mundo feliz

Amici, camerati, salute:

En épocas de la oprobiosa dictadura, ya sabéis, la época de un supervillano fascista, Francomán, que para sí lo hubiera querido la factoría Marvel:

El caso, digo, es que en aquella época, en la Televisión Española “echaban”, que decían en mi pueblo, buenas películas, con fundamento, eso sí, avisando, en su caso, con dos rombos,

si el contenido podía herir la sensibilidad del espectador. O, lo que es lo mismo, que los niños, a la cama:

El caso es que, lejos de emitir basura para estupidizar a la población, se intentaba -y con éxito-, que el buen gusto, la inteligencia y el saber llegara a la gente más humilde, y por consiguiente, se “echaban”, buenas películas, como la que hoy nos sirve de “gancho”: “El Salvaje”;

No os metáis en el cerebro tantas porquerías sionistas de Netflix, que aquí la tenéis entera. De nada.

Pero sigamos por “Un mundo feliz”, en el idioma de la pérfida Albión, “A brave new world”.

De Aldous, Aldous Huxley. Superresumen del libro en sus propias palabras:

John el salvaje es un personaje ficticio de la novela, el núcleo de la segunda mitad de la historia ya que es mediante su visión, que se observa el conflicto entre sus principios y los del Estado Mundial. Vamos, la famosa “globalización” de nuestros días, lo de las agendas 2030 y 2050.

Al presentar a John se lo muestra como un joven apuesto, de piel blanca, lo que lo relaciona a la casta a la que pertenece, los alfas, por lo que es un marginado racial, en una sociedad mestiza, que desde pequeño ha vivido en un ambiente hostil aprendiendo a luchar, a no someterse a nadie y merecer respeto. Tiene un carácter temperamental, en ocasiones orgulloso. Es culto, ha leído libros, y demuestra una forma de expresarse más elevada y respetuosa.

John es el personaje más humano del libro. Se refugia en la literatura y en la religión y choca con la cultura globalizada, reclamando el derecho a sufrir, para tener la felicidad real, no la proporcionada por el “soma”, la droga perfecta, una mezcla de alcohol y cristianismo, como recompensa.

Matrix y el Salvaje

En efecto, camaradas. Esta historia ya os la sabéis. Sale en Matrix, que es el “Mundo feliz”, y Neo es el Salvaje, según los hermanos Wachowsky,

Morpheus, Laurence Fishburne, que es el negro que se pone a matar vietcongs con la M-50,  en Apocalypse Now, ofrece a Neo tomar o la píldora roja o, la píldora azul. Ambos son símbolos de la cultura popular que representan la elección entre abrazar la incómoda verdad (roja) o la dichosa ignorancia (azul).

El Salvaje y la plan-demia

En el mundo actual, de actualísima realidad, ofrecer y tomar la “pastilla roja”,

se ha hecho símbolo-meme de la resistencia de los “salvajes” al movimiento globalista y su estrategia de alienación global, llamado por la prensa lacayuna “los antivacunas”, o “negacionistas”. Porque, no me digáis, que no os llama la atención el “cordón sanitario” informativo, o bloqueo de noticias que las manifestaciones por la libertad y antiplan-demia.

El caso es que, hoy por hoy, ser “antivacunas” es sinónimo de ser “facha”, “negacionista”, vamos, de ser un candidato al carnet de “apestado social”. Esto es, de quedarse fuera del rebaño, donde hace mucho frío y hay peligro de ser declarado oficialmente una “alimaña”. Lo que se convierte en una gran oportunidad de explicar nuestro mensaje patriótico y social, camaradas.

Cómo romper  la espiral del silencio

Para Noelle‑Neumann, el ser humano tiene el don de percibir con gran sutileza el desarrollo de las opiniones de su ambiente. Ella, mediante una serie de estudios empíricos, llega a la conclusión de que ante determinados temas controvertidos algunas personas hacen públicas sus opiniones abiertamente, -los “salvajes”- mientras que otras, por el contrario, se reservan sus juicios y opiniones.

Esta minoría silenciosa entraría poco a poco en una especie de espiral, de modo que el punto de vista disidente irá paulatinamente desapareciendo de la escena, al quedar enmudecidos sus partidarios.

Y de ahí el “cordón sanitario” que los “mass media” siguen contra nosotros: hay un castigo de aislamiento si a alguien se le ocurre hablar de nosotros, los patriotas. Sin embargo, hay ciertas personas que son capaces de zafarse de esta espiral, al no temer ser excluidas y marginadas. Es el denominado “núcleo duro” o “vanguardia”, porque, sí camaradas, la opinión pública puede ser cambiada por las elites, por nosotros, que somos la vanguardia, la primera línea, la élite, “los salvajes” de este “Mundo feliz”, que se desmorona,

Y con el gran irreverente Quevedo, español, guerrero, y poeta, decimos al sistema inmoral que nos desgobierna:

Vuestro amigo Otto.