Amici, camerati, compagni:
Tal vez recordéis el título del artículo con el de una película, pero no coincide con la foto del gran Charlton Heston. En efecto, como reciente producción de Hollywood, y atendiendo a lo políticamente correcto, se cambió el protagonista y se puso a Will Smith,
que es un negro muy salao y que sabe hablar español y todo. En la película de los setenta, el antagonista de Charlton, el malo, es un negro, perdón, un nacido africano de “color hormiga”.
El argumento es conocido: sobrevivir, con armas, comida, y, a ser posible, amigos y familia, y, de alguna manera, precedente de todas las pelis y series de “guerras zombies”:
Y de otra peli, “Soylentgreen”, también de los 70, en este caso, la existencia de “zombies” es sustituida por la falta de comida y la conversión de humanos en comida para otros humanos,
Naturalmente, lo de “comida orgánica”, lo “green”, la “soja” (“soy-lent” es soja y lentejas en inglés”), y “economía circular” nos suena mucho.
Claro, ahora que lo pienso es la Agenda 2030,
con su advertencia de que no vamos a poder comer carne. Y Bill Gates, ofreciendo sus “productos” de economía circular,
con grandísimas inversiones en los medios de comunicación sorosianos, para conseguir que auténticas majaderas, feministas y feas en general, se dediquen a besar a los cerdos y salvar gallinas de la violación de los gallos.
Claro está, que este genocidio con guante de terciopelo de la civilización occidental, de la clase media y trabajadora, de la gente decente que sabe críticar, hoy por hoy, los “baby-boomers”, los nacidos entre los años 50 y 60, la gente mayor, la gente que sabe porque tiene experiencia de vida.
La ventana de Overton
Y esto debe conseguirse de todas las maneras posibles, básicamente, de acuerdo con la depauperación social y la sumisión aceptada por quien se guarde la “comida” -las pensiones, la sanidad, la seguridad-, como un bien escaso que solo los poderosos puedan arbitrariamente distribuir. Y se está abriendo la “ventana de Overton”,
para conseguir que las pensiones, más la sanidad, más la seguridad, y la educación, vayan desapareciendo del horizonte existencial de lo exigible, por mera extinción de la gente mayor que tiene recuerdos de lo que fue una vida más segura, en el seno de una Nación decente, respetada y respetable. Es a estas generaciones que podríamos reseñar con dos hitos televisivos:
Para los que rondamos los 60 y tantos, la visión de estas dos grandes series españolas, nos harían reflexionar sobre la cantidad de escenas y opiniones que hoy serían absolutamente rechazados por los santones y santonas de la izquierda subvencionada, clericaloide e inquisitorial.
Akelarre en el Olympia: Moni, Yoly, Ady y sus amigues
Y aquí están las “influencers”, entre todas ellas no juntaban ni cinco años de cotizaciones a la Seguridad Social antes de llegar al maná de la mamandurria y de la chupimanía y cleptocracia de lo público:
Son brujas, y llevan a gala lo de reunirse en Akelarre. Pero que recuerden que en los aquelarres se adoraba al gran macho cabrío que, hasta donde yo llego, era macho, cabrío y follador, que como prueba de sumisión les obligaba a sus seguidoras a practicarle el
Hoy, el “diablo”, tiene mirada satánica y sorosiana,
Pero para acabar con las “orcos” feministas, no hay como una buena falange de gente joven, aguerrida, disciplinada, con ideología y sentimiento de camaradería, apoyo y lucha común. Y de eso se trata, de “ser leyenda”, de crear organización, poco a poco, pero sin pausa. Convertirse en héroes de nuestras propias vidas, unos, los más mayores, enseñando, otros, los más jóvenes, aprendiendo. Todos, viejos y jóvenes, luchando. Hoy como ayer, por Europa, por España.
Nos veremos en las calles.
Vuestro Otto.