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Psicosis

Camerati, compagni, amici:

La plan-demia nos cumple dos añitos. Sí, ya sabéis, lo dijo Fernando Simón, “como mucho uno o dos casos aislados…” Y luego pasó lo que pasó.

El caso es que, a consecuencia del “panicus gobernandi” ante los efectos masivos e imprevistos que provocó el experimento de control social producido por la fabricación del virus chino de Wuhan -enseguidita le cambiaron el nombre, claro-, al neutro Covid-19,

que le entró a la oligarquía mundial, se decidió en los sitios donde todo se decide: la oligarquía financiero-mediático mundial.

Vamos, los de siempre, la conjunción judeo-masónica,

que encontró el momento oportuno en la crisis definitiva que permitiría el triunfo del globalismo contra las naciones y los pueblos.

Chicos, chicas y chiques: toca resetear el mundo (y tu cabeza también).

Lo han dicho los de Davos en boca de su edecán Klaus Schwab: “No tendrás nada y serás feliz”.

Naturalmente, después de unas megadosis de encierro, con mucha cancioncita de “Resistiré” del Dúo Dinámico y palmaspalmitas que viene Pedro Sánchez…

y flagrante inconstitucionalidad sentenciada por dos veces, todo ello adobado por sospechas paranoicas entre vecinos, compañeros de trabajo, paseantes, y en general gente desconocida que podría transmitir el virus, así como propaganda machacona, masiva, regada con dinero público, que haría empalidecer de envidia al propio Propagandeminister das Reich. El discurso del tío Goebbelss, el de la “Guerra total”, o “Total krieg”, traducido al inglés:

El caso es que, como no podía ser de otra manera, junto a las consecuencias del virus, se ha producido una auténtica pandemia mental, con terribles consecuencias -el suicidio- entre los más débiles: ancianos, niños y adolescentes.

Paranoia, agresión, represión

Que gente al principio de su vida, los adolescentes, se encuentren con la ruptura de su “mundo feliz”: de consumo, adocenamiento y muuuuuuchas pantallitas para distraerse, ha producido la plaga de suicidios entre los jóvenes. De hecho, es la principal causa de muerte entre ellos. Por encima de los accidentes de tráfico y las drogas. Y es que el “reseteo”, pues que queréis que os diga, igual se les vuelve en contra. Las crisis son como los tigres: muy difíciles de cabalgar.

Jamás en la vida se podría haber pensado que el gremio de los camioneros en Canadá

pusiera en la picota al super-agendoglobalista niño-Justin Pierre Trudeau, primer ministro de Canadá, que es como un pijín-pablocasadín, pero con un pedazo de país gigantesco y absolutamente absorbido por la oligarquía globalizadora de EE.UU, a la cual se le ha ocurrido que si los camioneros no están vacunados, pues que no pueden pasar a casa de Sleepy Joe-Biden.

La lucha continua en las calles. Los medios callan

Esto es ayer en París.

En Viena.

Y en Valencia.

Naturalmente, nada dicen los “mass media”, absolutamente comprados por el oligopolio-agendoglobalista.

Histerismo en La Sexta por la intervención del médico «negacionista» en el Congreso

Alarma antiglobalista: Youtube está retirando el video: copiadlo y hacedlo viral:

Decíamos, cómo la plan-demia estaba produciendo una psicosis social y personal, y cómo los más débiles lo estaban sufriendo, bien su salud, incluso con su vida. Por eso, los más mayores tenemos que dar a conocer, enseñar, repetir y transmitir el famoso eslogán del Caudillo:

Y vaya que a él le tocó luchar, desde sus escasos 1,63 cm de altura, en la Academia Militar del Alcázar de Toledo, le llamaban “el cerillita”. Y el resto de su vida, por supuesto.

Por eso, para evitar la locura, para encontrar a camaradas, quien sabe si a la mujer u hombre de nuestra vida, hay que luchar: en las calles, en los medios, y por nuestra Patria.

Que dijo Julio César y, después, Benito Mussolini.

Vuestro Otto.