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Hace 150 años

Amici, camerati, compagni:

Hoy toca un poco de historia, por aquello de que…

El 11 de febrero de 1873, tras la abdicación de Amadeo I de Saboya, en una reunión conjunta del Congreso de los Diputados y del Senado, constituidos en Asamblea Nacional, se acordaba la proclamación de la Primera República española,

de efímera duración, pues como república parlamentaria duró menos de un año, hasta enero de 1874, con el golpe de Pavía, coronel de la guardia Civil que penetró a caballo en unas cortes españolas llenas de incompetentes y traidores -lo cual es ya una tradición- y ante una situación de caos nacional que hacía imprescindible la llamada al “espadón”, un general que hiciera un pronunciamiento, técnica de intervención política del Ejército, como esencia y nervio de la Nación, que no es dar un golpe de Estado, entre otros motivos, porque no había Estado que golpear, tan descontrolada y caótica estaba la cosa; simplemente, un “hasta aquí hemos llegado”.

Aunque se mantuvo otro año más como república autoritaria, con el parlamento disuelto y las garantías constitucionales suspendidas, y el general Serrano al frente del poder ejecutivo, hasta el golpe de Estado militar del general Martínez Campos en diciembre de 1874 que reestableció la dinastía borbónica, también llamada, para vituperarla, “monarquía de Sagunto”, por la proclamación que se hizo en tan histórica localidad valenciana.

El caso es que se produjo la llamada Restauración de la Monarquía en la familia real de los Borbones, rama alfonsina, mientras la carlista todavía estuvo dando guerra unos cuantos años más al estilo “partida insurrecta”, pero cada vez con menos relevancia.

Exactamente esto de Martínez Campos pasó aquí, al principio de la autovía que sale de Sagunto y emboca a la de Aragón:

Spain is different  

Existe una controversia que ponen en duda que el invento del eslogan “Spain is different” fuese del ministro de Información y Turismo en la época, Manuel Fraga. Era lo más lógico, porque Fraga estaba al frente del ministerio (1962-1969) cuando en 1963 aparece esa campaña publicitaria que tendría luego tanto éxito. Historiadores especializados en economía dan como autor de la idea a un personaje singular, vinculado de manera estrecha a Franco, Luis Bolín, ya que consiguió el “Dragón Rapide”, con piloto y pasajeros incluidos, lo que permitió al Caudillo salir de su “semiexilio” en las Canarias para encabezar el Alzamiento con las tropas españolas que se encontraban de guarnición en el protectorado de Marruecos.

Luis Bolin llegó a ser embajador y consejero de turismo personal de Franco antes, durante y después de la Guerra Civil española. Durante 15 años (1938-1953) fue el influyente director general de Turismo del Régimen. Fraga vería con buenos ojos lo que suponía el eslogan y lo dejaría en inglés, el idioma que dominaba Bolín y en el que es probable idease la frase. Además, así el eslogan sería internacional: “Spain is different.”

Lo de diferente viene aquí porque en los países europeos que han cambiado “monarquía” por “república”, todos tuvieron el buen criterio de dejar los colores de la bandera sin tocar. Luego, tras un pequeño cambio de logo -una coronita, un águila, una cruz-, pues los “colores patrios” resultaban ser los mismos y así no había que “encabronarse” demasiado entre patriotas, lo que evitaba montar una “guerra intestina”, simplemente por lo de quita esa enseña y pon esta otra.

La Babel vexilológica

Total, para qué unirnos bajo una misma bandera si podemos diseñar otra, simplemente para fastidiar a los del pueblo de al lado, que van a misa y respetan la propiedad privada. Pues dicho y hecho. Con un origen poco claro, alguien pensó que era mucho más “revolucionario”, más republicano, sobre todo, pensando en la idea de “lo federal”, que si además de los colores de toda la vida, rojo y amarillo, sustituíamos la franja inferior por el color “carmesí” (ojo, no morado, como propio que fue de los comuneros de Castilla), pues quedaría una bandera distinta, y así tendríamos un motivo más para no ponernos de acuerdo. Y es que ya lo decía Ernesto García Caballero “GeCé”, un genio futurista, gran escritor y falangista de primera hora, naturalmente, hoy proscrito: “Al español le gusta el uniforme, siempre que sea multiforme”.

Pues bien, como a alguien se le ocurrió lo de poner el “carmesí”, que es este color de aquí bajo, el del pendón de la corona de Castilla:

Luego se dio cuenta de que no se distinguía del rojo patriótico de toda la vida, y para distinguirse mucho más, pues lo cambió por el morado, que no tiene pasado alguno como tradición en estas nuestras sufridas tierras hispánicas, más allá de ser un componente del hábito litúrgico -la casulla- para el tiempo de adviento, la Cuaresma y la misa de difuntos. ¡Y vaya si causó difuntos el colorcito morado en cuestión¡.

Y la pena es que el mal ya está hecho, por que siempre se pone por delante la diferencia a la esencia. Y esto es malo, muy malo, para consolidar una unión que pueda enfrentarse a aquellos que no tienen Patria y que sólo consideran el interés y la mezquindad, el egoísmo burgués, el derechismo de boquilla del bien estante, del egoísmo, del pijo de toda la vida.

Uno, que dedica mucho tiempo a ver que se dice en este “patio de vecindad” que es internet, escucha/ve discursos de patriotas “de izquierda”, que son más que homologables al de los patriotas de derecha, que no olvidan -no pueden, no deben- la pertenencia a la Patria, porque el ser patriotas está muy por encima de los códigos puntuales, de los signos vestimentales. Por eso, unirse no es que sea difícil, que lo es, es que resulta imprescindible. Cuando una nación ha sentido el peligro inminente de su desaparición por la acción del invasor, ha sabido recuperar aquellos signos e identidades que han permanecido, como el río Guadiana, subterráneo pero vivo.

Lo dijo José Antonio en este video:

De la inteligencia de cada uno, de la capacidad de convicción con el uso de la palabra y el ejemplo, dependerá que, lo que hoy parece imposible, dentro de unos años, ojalá que sean pocos, se conviertan en realidad. Porque, recordad, camaradas:

Vuestro Otto.