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Tik-Tok, Tavistock

Amici, camerati, compagni:

Vamos a contar una historia que podría haber sido un magnífico guión cinematográfico sobre una sociedad distópica en la que una mezcla de personajes de ficción como el Dr. Mabuse,

mezclado con el Dr. Frankestein o el Dr. Moreau, grandes personajes de ficción, y con la colaboración de lo más granado del, vamos a llamarle, comunismo evolutivo, que afirmaba y afirma que la “evolución y selección natural de las especies” -porqué no, de los sexos-, podían ser trastocadas, dado que no era una cuestión genética, sino simplemente de “ingeniería social”, de acuerdo con este sí, un personaje real: el Dr. Lyssenko, y su creación “científica”: el lyssenkoismo.

La clínica Tavistock se presenta

Corría el año 2009, cuando el NHS, Nacional Health Sistem, que es la Sanidad pública de Gran Bretaña, el Servicio de Desarrollo de Identidad de Género (GIDS por sus siglas en ingles) de la clínica Tavistock y Portman, atendió a 50 personas por disforia de género, que significa, en román paladino, que te crees que no estás en el cuerpo acertado y que, si estuvieras en otro género o génera, serías mucho más feliz y tu vida transcurriría sin los enojosos problemas de la vida real, tan aburrida, tan llena de subvenciones y oportunidades que convierten nuestra vida real en un infierno. Vamos, como si fuéramos hippies de la película “Hair”, que es el modelo de paraíso del social-comunismo Disney que nos mal gobierna.

Gracias al bombardeo propagandístico, en 2020 los pacientes habían aumentado a 2.500, y otros 4.600 menores formaban parte de la lista de espera. La explosión de casos -un patrón que se repite en los países en los que la legislación facilita la «transición de género», también en España- provocó que el servicio británico de salud (NHS por sus siglas en inglés) decidiese abrir una investigación.

El informe de la pediatra Hilary Cass,

es esta señora normal de aquí arriba, que es una investigadora independiente y una reputada doctora en Reino Unido a quien se le encargó el caso, reveló que la clínica no era «una opción segura o viable a largo plazo», y confirmó lo que cientos de denunciantes ya habían advertido antes que ella: en Tavistock se estaban proporcionando bloqueadores de pubertad a menores sin tener en cuenta sus circunstancias psicológicas y con consecuencias y efectos secundarios dañinos e irreversibles para su salud.

La clínica cerrará esta primavera, según anunció en julio el Sistema Nacional de Salud británico después de conocer el informe de Cass. Ahora, un libro revela, a través de los testimonios de antiguos médicos y pacientes del centro, cómo se les suministraron medicamentos a menores después de una sola evaluación a pesar de que muchos padecían problemas mentales previos.

En 2014, y bajo la dirección de la doctora Polly Carmichael, el GIDS eliminó el límite de edad para acceder a la medicación permitiendo que niños de tan solo nueve años tuvieran acceso a ellos, pese a que se sabía muy poco del impacto que los bloqueadores podían tener en los pacientes. Al mismo tiempo, los casos se dispararon, lo que se tradujo en menos tiempo para los doctores evaluar los casos. «Algunos médicos han dicho que se les presionaba para que derivaran a los niños a bloqueadores porque así liberarían espacio para ver a más niños en lista de espera», ha afirmado Barnes a The Times.

Mientras los casos aumentaban, y cada vez más menores accedían a los tratamientos, más aumentaban también los casos de niños con problemas mentales que llegaban a la clínica. Y lo mismo ocurría con jóvenes homosexuales. Los médicos consultados por la autora recuerdan múltiples casos de menores que habían sufrido acoso homófobo en el colegio o en casa y después se identificaron como trans. Uno de ellos, el Dr. Matt Bristow, antiguo médico especialista en el GIDS, llegó a creer que el centro realizaba «terapias de conversión para niños homosexuales», y en el equipo se llegó a bromear con que «al paso que iba el GIDS no quedaría ningún gay».

La autora plantea en su libro tres motivos que pudieron provocar que el escándalo no saliese antes a la luz: la presión de grupos activistas externos como Mermaids o Gendered Intelligence, que el servicio de género representara una cuarta parte de los ingresos de Tavistock, y el respaldo político y mediático que los centros transgénero recibieron con el paso de los años de forma cada vez más habitual.

Mermaids, el “cool” transgender heredero de “black lives matters”

Este nuevo “engendro”, es la ONG del espectro Agenda 2030 que se dedica a “convencer”, “manipular”, “presionar” y hacer “lobby” CON EL DINERO DE NUESTROS IMPUESTOS. Mirad si no esta historia real: En un foro online, una niña de 13 años buscaba orientación y apoyo: Estaba desesperada por usar un ‘empaquetador’, que se usa para crear la impresión de tener genitales masculinos, y un ‘binder’, una prenda diseñada para aplanar y contraer los senos, y que puede causar graves problemas de salud. «La cuestión es que mi madre no me deja. Dice que es una negligencia hacerlo para menores de 18 años». No hay problema, el moderador de la sala del chat se ofreció a enviar el artículo al adolescente, a espaldas de su madre. Pero esto no lo dijo un don nadie anónimo: la oferta provino de Mermaids, una organización benéfica registrada en el Reino Unido para niños (autodiagnosticados) «transgénero».

Mermaids es una organización que ha recibido unas 500.000 libras esterlinas en fondos de la Lotería Nacional y más de 20.000 libras esterlinas en subvenciones del gobierno a lo largo de los años, incluida la contratación del Departamento de Educación para brindar formación sobre «identidad de género» en las escuelas.

Actualmente, Mermaids Gender está siendo investigada por la Comisión de Caridad, entidad destinada a supervisar las organizaciones benéficas británicas. A la larga suma de quejas actuales, se les une una hemeroteca con una página demasiado cruda: El pasado octubre, el doctor Jacob Breslow, fideicomisario de la agrupación, se vio obligado a salir de Mermaids tras hablar en una conferencia de un grupo de apoyo a pedófilos, los cuales se autodefinían como «personas atraídas por menores» y a la que acudió como parte de su tesis doctoral. La ONG declaró no estar de acuerdo con la pedofilia, pidiendo posteriormente disculpas y abriendo una investigación.

Políticos como la parlamentaria socialista estadounidense Alexandria Ocasio-Cortez

también han mostrado su simpatía hacia este grupo que nació en los años 90 tras una reunión de padres preocupados por la disforia de género que manifestaban sus hijos.

Más allá de personalidades concretas, Mermaids ha recibido el apoyo de otra sirena, la de Starbucks, y de la compañía de zapatos Dr. Martens.

Guerras civiles en el LGTBIctimismo

En efecto, camaradas, resulta que de tanto estirar el chicle de la “identidad” y de lo “diferente” (que es, no me cansaré de repetirlo, un delirio narcisista de una sociedad ahíta de todo menos de principios y trascendencia espiritual), los gays y lesbianas de toda la vida quieren “crujir” a Mermaids y toda su parentela política. Por eso, se quiere atacar a las organizaciones que los “trans” llaman TERF, que es un palabro con la que “los transaminasos” quieren estigmatizar a las feministas-gays radicales, porque claro, si con una simple hormonación y un cirujano armado con un bisturí puede acabar con el momio del género génetico de toda la vida -el que sale entre las ingles- pues se acabó el negocio del feminismo y de la homosexualidad ultra-subvencionadas.

En fin, esto es una buena noticia, digo lo de que se peleen entre ellas-ellos-elles por subvenciones, mordidas y sueldacos, más prebendas ignotas.

PODEMOS… OPERARTE

Y yo me pregunto… si todo parece que esto de la ley trans de Irenita y sus mariachis puede convertirse en otro torpedo contra la imagen centroizquierdista del PSOE, ¿será que a Pedro-Antonio Sánchez alguien o algo o alguno le tiene cogido por los h….¿?

¿Será Tánger, Marruecos, la ciudad en la que se perpetró el secreto mejor guardado en el iPhone contaminado por Pegasus -el virus- que desapareció en su día y que sirve para desairar, ridiculizar y humillar al soberbio de la Moncloa?

Contra la perversión, la tradición

Y es que todos nacemos como nacemos. Y el secreto de la vida es, precisamente, lo que hacemos con nuestra existencia en la lucha contra la indignidad y la cobardía de nuestros tiempos, que es la auténtica plaga que los “mass media” utilizan como deshuesadores de conciencias.

Y para eso contamos con la tradición, con lo que hemos recibido de nuestros mayores y queremos luchar, defender para ganar, atacar…

Porque, aunque ellos -el poder- pueda parecer que tiene el dinero, los aparatos ideológicos o la secta cultural, nosotros tenemos la razón. Y no puedo por menos que recordar aquella frase que el gobierno del Frente Popular, ante el fracaso inicial del Alzamiento, se atrevió a decir: que tenían el oro, la Armada, las grandes ciudades, la industria, el Banco de España… Y alguien de los alzados les contestó: “Es verdad. Ellos lo tienen todo. Todo menos la razón”.

Vuestro Otto.