Categorías
Artículos

El Padre Putas

Amici, camerati, compagni:

Cuando el rey Alfonso X el Sabio en 1254 creó la Universidad de Salamanca, mandó que el lugar tuviera «fermosas salidas» o «rescibir placer en la tarde».

Hay quien dice que el monarca sabio ya había oído aquel refrán que dice: «En Salamanca la que no es puta es manca».

El caso es que Salamanca unió su historia para siempre a la de su universidad, para erigirse en cuna del saber y de la fornicación: donde había estudiantes y juventud física, salud vino y poesía, abundaban, cómo no, las prostitutas, izas, rabizas o colipoterras, que diría el gran Camilo José Cela. Como en otras muchas ciudades de la época, en Salamanca existían burdeles públicos. Cuentan los cronistas que, junto con Valencia, que situaba su zona de tolerancia en lo que ahora se conoce como barrio del Carmen, por donde las calles de Salvador Giner, Ripalda y Guillén de Castro, más o menos donde refleja el mapa de aquí bajo.

Volviendo a la mancebía de Salamanca, en lugar de ubicarse en pleno centro se llevó allende el río Tormes y se diferenciaba del resto de lupanares porque estaba custodiado por un clérigo: el padre de Mancebía, o Padre Putas, que nombrado por el Ayuntamiento, el páter tenía como misión primordial rentar la casa a las mujeres, asegurarse de que todas las candidatas gozaran de buena salud, mantener las instalaciones a punto, velar por su vestimenta y que estuvieran bien alimentadas. El color amarillo, junto con un cintillo pardo en el borde de la falda, las distinguía del resto de féminas decentes. He ahí el origen mismo de la expresión «irse de picos pardos». Asimismo, el Padre Putas, por edicto de ese rey prudente llamado Felipe II, se encargaba de llevarse a las profesionales del amor fingido, allende el puente, al barrio del Arrabal, hasta que pasara la Cuaresma.

Lo que, tras el destierro cuaresmal, la vuelta de las “mujeres de vida alegre” a la ciudad, se convertía en un festejo para los estudiantes, mesoneros, comerciantes y, en general, salmantinos de bien, que veían cómo la alegría de vivir de los puteros, se convertía en una alegría colectiva, y que tras la penitencia de la carne, parada biológica necesaria para reponer los caladeros glandulares y, en su caso, los bolsillos de hombres lascivos, lo que viene a ser una redundancia.

El oficio más antiguo del mundo

Intercambiar placer, compañía, a veces hasta amistad e incluso, afecto sincero y conyugalidad por dinero, status, protección, en definitiva, por aseguramiento existencial, se produce en todas las culturas, en todas las razas, vamos, en todas partes, incluso hay especialistas que dicen que también ocurre en las especies animales evolucionadas, muchas de ellas cortejan a sus hembras -la femme, toujours la femme-, llevándole comida al pico, o boca, gen ancestral que nos lleva a entender el valor del beso en la boca entre los amantes. ¿si te doy de comer luego follamos?.

“Somos puritanas, hermanas-hermanas”

El video “remember”, grande Chicho Ibáñez Serrador. No os lo perdáis:

Lo que resulta también curiosamente cíclico, son las ansias represoras sobre un fenómeno que, lejos de atentar contra la sociedad y la familia, hace posible una convivencia entre intereses cambiantes y cambiarios de los humanos, de la acción humana, en definitiva, que busca en el intercambio libre de los frutos de la especialización social y, por tanto, la posibilidad de sobrevivir en un mundo, sujeto a la maldición bíblica de trabajar con el sudor de nuestra frente, brazos, espaldas, o ¿por qué no?, de nuestras ingles. Alguna, alguno o algune, aprendió rápidamente que con el trabajo de sus ingles, podría llegar lo más alto posible en una sociedad muy acostumbrada a tolerar la pereza y aceptar la picaresca política, incluida la afectivo-sexual, como “ascensor social” y, en definitiva, como “medio de vida”.

Nada distinto a lo que ocurre en la vida de una sociedad libre, excepto que hay gente que se considera por encima de los demás y capaz de prohibir el comportamiento ajeno, con la misma soltura que la frase mítica de la “Rebelión en la granja” definía con aquella frase de:

El nuevo puritanismo: el Opus Dei de Izquierda.

Aunque no lo parezca, hubo un momento que la izquierda se mostraba partidaria de facilitar la libertad y la seguridad del comercio sexual retribuido a corto plazo. Por ello, se facilitaba la protección de la mujer ejerciente, sin permitir la explotación, que es lo que de toda la vida se ha llamado el proxenetismo, el “macró” o macarra, el chulo, el explotador. Sin embargo, la influencia de la l,Infame, vamos, de un clericato más preocupado de controlar confesiones y actos de los cuerpos, que de salvar almas inmortales.

Et voilà la Inquisition espagnole…

La cosa no es de risa. Bajo una capa de “tolerancia”, para los antaño reos de sodomía y gomorría, y hoy objeto de todo tipo de carantoñas presupuestarias, altavoces de medios de comunicación y fomento del sexto inseguro -véase la guía de la Cheneralitat del “chem-sex”, vamos, el sexo con drogas, para “atreverse” a probar otras formas de fornicar y “hacer parroquia”.

Pues resulta, camaradas, que los “libertinos” con sus costumbres y las de sus respectivas “parroquias”, quieren limitar, incluso penalmente, que prostitutas y clientes, mayores de edad y libremente, acepten intercambiar favores sexuales a cambio de dinero. Lo cual llama mucho la atención, porque si el lema “el cuerpo es mío”, sirve para abortar sin reproche social ni penal, si se trata de yacer con varón -¿y si son dos mujeres que practican el tribadismo?-, puede convertirse en, al menos, una desagradable visita a la comisaría -ya me estoy viendo las “comisarias de las comisarías” con titulación de expertas en detección de comercio carnal ilegal, según la super-charo de Carmen Calvo.

Caracoles, sí, Ostras, no. La abolición del sexo libre, método de control social

Sale en la película de la rebelión de los esclavos: Espartaco. El video aquí:

Recordad que a Espartaco no le dejaban yacer con otra esclava, porque NO ERA LIBRE. Sin embargo, el senador malvado PODIA COMER LO QUE QUISIERA: ostras, caracoles e incluido a la novia de Espartaco.

Todo camaradas, pero es que todo, va de quien domina nuestras mentes. Hoy con el cambio climático, luego con la guerra, siempre con el gusto más íntimo, personal y libre: “yacer con fembra placentera”, sin que la dictadura progre LGTBI del “me too”, hijita de Soros, nos lo impida.

Aquí dejo el discurso de Espartaco:

Habla de la necesidad de ser “leales a nosotros mismos para luchar por nuestra libertad, con nuestros camaradas”.

Esta batalla, camaradas, la vamos a ganar, no será sin esfuerzo y sin que los “caídos” de cualquier tipo se produzcan. Pero, cuando en un futuro no muy lejano los aires de la libertad, de la alegría mental e inguinal se produzca, nos acordaremos y brindaremos con la música de ”La Traviata”, la extraviada, la perdida, la puta -homenaje a Arturo, el “hombre del Sur”-, que es la historia de una bellísima prostituta de lujo: (con letra traducida aquí).

“Libiamo, ne’ lieti calici”, “Bebamos de las alegres copas, que la belleza adorna, y las horas se embriaguen de voluptuosidad”.

Frattelli de la Espagna, salute, e vita buona.

Vuestro Otto.