Nota de prensa | San Fernando de Henares, 5 de octubre de 2013
El sábado 5 de octubre, volvió a ser víctima de un ataque la sede de España2000 en San Fernando de Henares. Dos semanas antes, el local ya sufrió un ataque similar por grupos extremistas de izquierda coincidiendo con las fiestas del PCE en la localidad, sin que hasta la fecha, ninguno de los partidos de San Fernando haya condenado el ataque.
Los autores del ataque en esta ocasión han pintado la fachada del local, escaparate y rótulo, tachando al partido de España2000 y sus militantes de “nazis”. Según informaciones facilitadas por testigos de los ataques, parece ser que por parte de los agresores se fundamenta esta acusación, en la ayuda desinteresada que los militantes socialpatriotas prestan a decenas de familias españolas que se encuentran en una situación precaria, gracias a la desprotección de las administraciones públicas y la asfixia de la banca.
Este nuevo ataque vuelve a poner de manifiesto que el buen trabajo de los militantes de España2000 en el municipio sanfernandino no está pasando desapercibido, así como que el Ayuntamiento de San Fernando de Henares, gobernado por Izquierda Unida, no está poniendo los medios necesarios para que se eviten estos deleznables sucesos, convirtiéndose en cómplice de vándalos y delincuentes.
España2000 quiere dejar muy claro que este tipo de ataques no amedrentará a sus militantes, los cuales continuarán defendiendo a San Fernando, denunciando los desmanes del equipo de gobierno y ayudando a las familias españoles que así lo necesiten, sin dejar que unos totalitarios de extrema izquierda y aprendices de terroristas les hagan retroceder ni un paso.
Asimismo, sabemos que los partidos políticos que mantienen a este sistema no emitirán una condena a este despreciable ataque contra un partido político completamente legal, así como sabemos que el Ayuntamiento de San Fernando de Henares no usará los medios que están a su disposición para evitar que estos sucesos se repitan, ya que sencillamente se trata de perseguir a los disidentes utilizando la violencia política y el desamparo institucional, la violencia del poder establecido contra la rebeldía nacional. Y todo esto amparado con el silencio cómplice de una prensa al servicio de los poderosos.