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El ministerio de la verdad

La Vice-covid, doña Carmen Calvo, nacida en Cabra, detalle importante sobre el que volveremos despuésha cocido durante su convalecencia, tras pillar el bicho de tanto abrazo con la Boti y demás engendros diabólicos el pasado 8 de marzo, un brebaje brujil: el anteproyecto de Ley de Memoria Democrática, que tiene entre sus objetivos acelerar la retirada de “símbolos y elementos de exaltación de la Guerra Civil y el franquismo” que ya inició la Ley de Memoria Histórica aprobada por Zapatero en 2007.
Pues bien, cualquier patriota  -incluso, cualquier español que no sea una víctima de la LOGSE- sabe perfectamente que Francisco Franco fue amigo y colaborador de don José Millán-Astray , fundador de del Tercio de Extranjeros: la Legión, ahora hace 100 años  hace ahora cien años.  

Franco y Millán Astray

Franco llegó a dirigir la Legión en 1923, al morir Rafael de Valenzuela, el primer sucesor de Millán Astray. Pero no se preocupen, EL MINISTERIO DE LA VERDAD, se encargará de demostrarnos que Franco nunca estuvo en la Legión, porque no quedará ni una evidencia.

Y es que se ha instalado –desde hace tiempo y no solo en España-, un Ministerio encargado de conseguir un control total sobre la mente de todos y cada uno de los ciudadanos, que pronto pasarán a ser súbditos, de tal manera que la disidencia sea imposible, y la libertad de conciencia, palabra y  expresión esté severamente castigada por el aparato represivo-mediático:

Este terrible instrumento de dominación social tiene su más temprana y literaria construcción en la imaginación de un intelectual inglés, George Orwell, que se salvó por los pelos de Koltsov.

Mijaíl Koltsov

Este criminal fue uno los enviados de Stalin a nuestra Guerra civil para conseguir un satélite sumiso en el Europa a base de chekas y sobornos, pagados con el robo del oro del Banco de España. Cosa que no le salió bien, pero sus sucesores están empeñados en conseguir con el dominio de las mentes y, encima, forrándose.

Pero para ello NECESITAN REESCRIBIR LA HISTORIA. Y que mejor para conseguirlo que un engendro legislativo que meta miedo con multas de hasta 100.000 euros por decir, por ejemplo, que Francisco Franco fue el gran impulsor del desarrollo hidráulico -riego y energía- en España:

Esto que veis es la placa de la inauguración del pantano del Generalísimo, completamente vandalizada. Y no es de extrañar porque este tipo:

José Luis Abalos

que es ministro del Reino de España, y segundo del PSOE, pidió hace cinco años que se borrara todo recuerdo del gran y malvado dictador. En la foto es el más pequeño, pero, mientras vivió, nadie le aguantaba la mirada.

“De aquellos polvos…”. O de cómo empezó todo.
Un gran historiador hispanista, inglés por más señas, sir Antony Beevor, especializado en las guerras del siglo XX, -la nuestra fue la última gran guerra romántica- ha explicado que el caso de España es único, porque contrariamente a lo que nos enseña la Historia, ésta no la escribieron los ganadores, sino los perdedores.

De mi experiencia personal, pese a los avisos de mis padres, y dada la natural rebeldía juvenil de los primeros años 70, el bando perdedor, la República, mejor dicho, el Frente Popular, tenía la razón histórica, porque en nuestras fiebres hormonales, “matábamos al padre”, en el sentido freudiano, cargándonos a Franco, porque estábamos “enamorados” de García Lorca, PicassoJuan Ramón Jiménez,  Antonio MachadoBuñuelElena Fortún,María ZambranoAlberti, era Rosa Chacel, era Margarita XirguCernuda…, pese a que en el bando nacional hubieran recalado gente de altísimo nivel: UnamunoJosep PláEduardo d, OrsDioniso Ridruejo,Salvador DalíGarcía Serrano, Ortega y Gasset, Marañón, y un larguísimo etc..
Pero los ganadores  no contaban con el beneplácito de la nostalgia de un tiempo pasado y no conocido. Eran las luces de candileja  de un república “alegre y faldicorta”, contra el fondo gris del NO-DO.  
Y, como en todo enamoramiento, juvenil, ideal, muchos ciegos fuimos -y ciegos consentimos- la limpieza en profundidad de las mentes y los corazones de los más jóvenes a base del aguarrás del rencor y el salfumán de la envidia de los cobardes emboscados en la Administración, las universidades y hasta en el propio Movimiento:

“La carne de cura es  indigesta”
Y es que, hasta el mismísimo Caudillo avisaba a sus colaboradores, de que se tuviera cuidado con los que tenían las manos blanquísimas de bendecir mucho, conspirar más y trabajar poco:

Me explico:
Los intelectuales, sobre todo los que “mamaron” las teorías del Vaticano II, y su hija putativa, la “Teología de la liberación”, sabían que lo importante no era tanto la lucha frontal, varonil, bélica, que ya se encargarían otros de realizarla –normalmente vestidos con camisa negra o azul-, sino, como decía un tal Gramsci, teórico comunista, gran Maestro del Mal del Infame Coletas: el régimen de la dictadura logró mantener el poder, pero quedó muy lejos de alcanzar la hegemonía. La historia mítica, la bonita, la ilusionante como sueño de opio, la habían escrito los vencidos. Y esos “vencidos” habían copado los grandes altavoces de las Ideas: las universidades, los seminarios, las asociaciones culturales los medios de comunicación…Es decir, los creadores del “relato”.
La “transición democrática”,y su valor político, hoy en declive,  o la “traición histórica”, sostenida como opinión minoritaria y perseguida hace más de 40 años, fue posible porque hubo amnesia y amnistía, amnistía y amnesia. O, en palabras de un Azaña desbordado por la revolución del populacho, aunque no menos culpable por haber sido una mente brillante, porque hubo “paz, piedad y perdón”.

El peligro y la oportunidad.
Lo paradójico de la situación es que cuanto más se quiere remachar las culpas del bando vencedor, exhumar a Franco, derribar la cruz del Valle de los caídos, prohibir opiniones, censurar mentes, … más interés reviste lo que sucedió realmente en nuestra guerra entre hermanos. Y, por consiguiente, quien había ganado por goleada en la primera parte, sin disparar literalmente, ni un tiro –los intelectuales aburguesados-, calientan a los cabreados y humillados por la situación político y social y esa injuria constante a la memoria propia y a la de sus padres –nuestros padares-  se convierte en un acicate para conocer la verdad, que no es, precisamente, la que se cuenta en la Sexta, y demás medios del ecosistema Soros. Intentar reescribir la historia, a través del Ministerio de la Verdad, escarneciendo a cualquier persona decente, medianamente culta y mentalmente sana, a comparar el relato idílico de la República con la realidad de los que la enuncian: Pedro Sánchez, Iván Redondo, Carmen Calvo, Pablo Iglesias, sus compañeros de partido, sus socios de perversiones sexuales, sus amantes, sus chanchullos. con quienes condujeron a España a la guerra civil es alarmante.
Vamos, que se notan los parecidos esenciales, que se ven los intereses espúreos, que se adivinan las intenciones oligárquicas bolivarianas.
Es decir, que el asalto a las instituciones: acabar con la división de poderes, con la unidad de la Nación, con la opinión del disonante, con el sentido original de la familia, en definitiva, con España, tal y como la conocieron nuestros padres y como la queremos dar en herencia a nuestros hijos y nietos, paradójicamente, digo, está insuflando, está dando la vida  a los movimientos patrióticos como el nuestro, los únicos eficaces para nuclear la respuesta inicial, clara, contundente y llena de ideales. Recordemos, una vez más, a Unamuno, protegido por la Falange salmantina y traicionado por los cobardes colegas del mundillo universitario: amo a España, porque no me gusta:

Por consiguiente, demos la alarma, camaradas, y aprestémonos para la lucha: unidad, orden y aguantar. Desde España 2000, con la ayuda de todos los patriotas que quieran unirse, amos a dar la respuesta adecuada a cada una de las agresiones que a las libertades públicas y a las vidas privadas quieran realizar los orcos de Carmen Calvo, la de Cabra.

Y, por cierto, en esta bella población cordobesa la están esperando en su pueblo por si ella o sus amiguitos de Podemos, Bildu, Esquerra, BNG, Teruel existe, nuestro Bartolino de Compromís, y demás patulea del gobierno Frankestein, quieren, aprovechando esa ley rencorosa que quiere imponerse, por si quieren, digo, quitar una placa que recuerda…

Venga, Carmen, a quitar la placa que , como tú dijiste en el 8 de marzo, “os va la vida en ello”.