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Victoria

Amici, camerati, compagni:

Es abril, mes de victorias. Del sol y de la vida que gana, día a día, la lucha contra la oscuridad del invierno. Para los romanos, se trataba del mes de las primeras batallas, anunciadas en marzo, mes de Marte, el de la guerra. Las legiones, con los generales a la cabeza, abandonaban los cuarteles de invierno, donde la instrucción para el combate no se había detenido, y se buscaba al bárbaro, al  enemigo. Porque al combate, no se le espera, se le busca. Así  nos lo enseñaban en el Gimnasio Peset, barrio del Carmen, Valencia, años 60. ¡Qué tiempos, qué raza, eh Leo!

Estrategia, táctica y logística

La estrategia, en la guerra, que es una forma de hacer política con otros medios, que diría Von Clausewitz, es la ciencia pragmática de los objetivos a conseguir en el medio y largo plazo.

La logística sirve para acopiar sus recursos (materiales, económicos, humanos) al logro de las metas, previamente establecidas por el mando, apegándose a su visión y misión, considerando riesgos que pueden surgir a través del tiempo.

En la táctica se demuestra la habilidad en el  combate en el inmediato presente, donde se desarrollará la táctica y se demostrará el valor. La deficiencia en cualquiera de estos factores nos conducirá, tarde o temprano, a la derrota. Por eso, los generales victoriosos obtenían los triunfos cuidando de todos y cada uno de ellos. Por ejemplo, Francisco Franco Bahamonde fue un general victorioso dado que demostró valor y coraje en sus tiempos de joven capitán de Regulares, concretamente en la batalla de Biutz.

La toma de El Biutz, cerca de Ceuta, es el origen de la leyenda de su ‘baraka’ o providencial buena suerte del militar y del consiguiente supuesto milagro de su supervivencia tras recibir un balazo en el vientre. Pero Franco también sabe del valor estratégico de liberar el Alcázar de Toledo, en tanto en cuanto le otorga el liderazgo interno propagandístico y estratégico para conducir la guerra.

Y, por supuesto, sabe que sin la ayuda material y política de Alemania e Italia y la producción y mantenimiento del orden industrial y agrícola en la retaguardia para servir al frente, es decir, la logística, no podría ganarse la guerra.

El lawfare: el arte de la guerra judicial

El concepto -“conceto”, que diría Pepiño Blanco, “el gasolineras”- de lawfare hace referencia al uso de procesos legales para inmovilizar políticamente o destituir a quienes ocupan cargos públicos en un país. La palabra combina los términos law (‘ley’, ‘derecho’) y warfare (‘guerra’, ‘conflicto’), y se traduce del inglés como ‘guerra jurídica’. Consiste en usar el sistema judicial de un país con fines políticos, aprovechando la cada vez más escasa separación y la independencia de poderes y de las provisiones del Estado de derecho. En definitiva, es el arma política de tratar esas mismas cuestiones por vía judicial. Por ejemplo, si quieres destruir la capacidad de movilización de un partido patriota, de la Tercera Posición, -nosotros, por ejemplo-, pues puedes invocar a la “Fiscalía de delitos de odio”, la Señora Fiscala Susana Gisbert, escritora de postín del género literario “odio a los hombres”, y superamiga de Mónica Oltra,

para que nos metan la púa por haber saltado a la comba avisando del peligro de perder nuestra identidad por la invasión que es la “inmigración ilegal”, utilizada como “quinta columna” en nuestra sociedad.

OTROSI, cuando para dejar constancia de las maniobras filo-separatistas de la “pata separata” de Compromís, pues se nos ocurrió ir a cantarles el “Y que viva España”, versión Manolo Escobar, a la puerta del chaletazo de doña Mónica Oltra, alias, la “samarretes”.

Y tanto empeño puso Moni en llevarnos al talego por haberle dado una microdosis de “escrache”, “jarabe democrático” -el Coletas dixit-, que compartimos Sala de Vistas con la Molt Des-Honorable.

Moni, a la izquierda de la foto, estaba muy feliz pensando en que tenía a José Luis en sus manos. Hasta le habían llevado la denuncia unos abogados “mu güenos” de la Cheneralitat Valensiana, que lo hicieron gratis y todo. Qué cosas, tan buena abogada que es y se lo pidió a los funcionarios-letrados de la Generalitat. Pero como no tenían claro qué delito se había cometido, más allá del mero ejercicio del derecho a la crítica, a la libertad de expresión y a la defensa de la Nación española, pues metieron la pata.

Hipocresía, delito y maldad funcionarial

Héteme aquí que, mientras la coalición social-comunista-separatista se dedicaba a perseguir a los patriotas, en las zahúrdas administrativas de la Conselleria de “Igualdad” se gestaba una indignidad para destruir a conciencia la vida de una menor de edad que estaba bajo la tutela de la Administración y que estaba siendo abusada por el entonces marido de la Vicepresidenta comunista.

Es decir, se utiliza el dinero público, los funcionarios públicos y las leyes para desacreditar el testimonio de una niña de 14 años, Teresa. Y en esas estamos, en que defender a una niña tenga que ser llevado a cabo por los “fachas”, por la “ultraderecha”, mientras la izquierda pija, la izquierda Disney, se dedica al cancaneo político porque ellas son “otras políticas”.

De esta colección de “bellas” señoritas, la Colau, la Yoli, la Moni y la Médicaymadre, limpias y muy de su casa, muy de pillar cacho de sueldazo -suman más de un millón de euros limpios al año- para pagarse los modelazos y la cirugía estética y que se atreven a celebrar el centenario del Partido Comunista,

Isabel Serra, directora territorial de igualdad, investigada por tapar los abusos del marido de Mónica Oltra es de su círculo de confianza.

“Hermana, yo sí te creo” (Excepto que seas abusada por el marido de una política de izquierdas).

Ha resultado propio de lo que se conoce como “justicia poética”, el mal “karma”, que resulte pillada en su propia trampa, en sus mentiras, de afirmar que le importa lo que no le importa, los pobres, los desfavorecidos, los hijos de los trabajadores. Y que, tras desgañitarse en infinitas manifestaciones de feminismo subvencionado, que es todo, permanece impasible ante la destrucción psicológica y personal de una niña de 14 años.

Y la justicia poética, en este caso, es que pague la hipocresía, que pague la maldad, que pague la mentira y que, a ser posible, lo paguen con su libertad, con su carrera  y con su patrimonio.

Un jurista alemán, Von Jhering, dijo que cuando se lucha por un derecho individual se lucha por el derecho de todos. Nosotros luchamos por el derecho de los más débiles y por eso luchamos por nuestros propios derechos, porque somos patriotas, porque somos quijotes, porque somos españoles.

Acabamos con una canción alemana,

bella como un parte de guerra victorioso, el del 1 de abril, que se celebra, mal que les pese a muchos, 83 años después.

Vuestro Otto.