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El Califato

El Califato “no-go zone”: Islas del Dr. Moreau en Europa

Amici, camerati, compagni:

Al modo de una metáfora distópica futurista, heredera de Mary Shelley y su Frankestein, H.G.Wells, un “socialista bien pensante” y forrado, por supuesto, ideó una isla-sociedad en la que manipulando “genes” humanos -y humanes-, diríamos hoy, con los propios de los animales, se podría crear una “naturaleza” más sabia y “multicultural”, eso sí, regida por un “científico” -inconmensurable Marlon Brando al final de su carrera-.

En la película, el doctor Moreau, gracias a varios doctorados en las más prestigiosas y progres universidades del mundo, cree que puede “corregir” a la naturaleza humana-animal, incluyendo en ésta a la naturaleza humana, y construye en su isla una auténtica “NO-GO ZONE”.

Naturalmente, esta “mezcla” de razas y especies acaba como el “rosario de la aurora” (otro día explicamos qué significa esta locución patria tan especialmente sentida y conocida por tradicionalistas y “liberalotes”). Nosotros, al respecto, vamos con un etólogo, premio Nobel, Konrad Lorenz, que afirmó en su libro ‘Sobre la agresión, el pretendido mal‘ (en alemán Das sogenannte Böse zur Naturgeschichte der Aggression): «el tema de este libro es la agresión, es decir el instinto de luchar en la bestia y el hombre que está dirigido contra miembros de la misma especie.» Según Lorenz, los animales, particularmente los machos, están programados biológicamente para luchar por los recursos. Este comportamiento debe considerarse parte de la selección natural, ya que la agresión que lleva a la muerte o lesiones graves puede eventualmente llevar a la extinción de la especie, la raza o la cultura a menos que tenga individuos que asuman tal rol.

Además, Lorenz aborda el comportamiento en humanos, incluida la discusión de un modelo «hidráulico» de presiones emocionales o instintivas y su liberación, compartida por la teoría psicoanalítica de Freud, y la normalidad de la violencia y el asesinato intraespecie. Su modelo «hidráulico», de agresión como una fuerza que se desarrolla implacablemente sin causa a menos que sea liberado, sigue siendo menos popular que un modelo en el que la agresión es una respuesta a los deseos y objetivos frustrados, que es el modelo justificativo de la violencia, el “no cumplimiento de los deseos del niño-adulto inmaduro”.

Naturalmente, a Konrad Lorenz se le tildó de “nazi” porque, claro, la ideología de la naturaleza violenta animal, humana, cuando las condiciones se dan, “velis-nolis”, no casaba con el pensamiento de la izquierda Disney.  Nihil novum soli.

Califato: the return

La Hégira. Año 622 de nuestra era (año 0 del Islam). Significa “la separación” de los fieles a Mahoma-Allah y la huida desde la Meca a Medina y la creación de la “Umma” o “comunidad de los creyentes”.

La “yihad”, año 2022 de la era cristiana. 1400 de la era islámica. Significa “la guerra santa”, la conquista del mundo por el Islam para construir el “reino de Allah” en el mundo.

Y a los infieles, pues eso, o conversión o sumisión y, en su caso, exterminio.

Y la yihad en Europa empezó ya por la triste política de “integración-desintegrada”: educación, alimentación, culturización segregada, escondida bajo un velo, nunca mejor dicho, de “tolerancia” a “su cultura”- por “liberar territorios”: los territorio no-go zone. O zonas donde no se puede ir porque la policía ha abdicado de sus funciones siguiendo las indicaciones del poder político, tan tolerante, tan sumiso, tan vendido.

Se les llama las “no-go zone”, o zonas a las que no se puede ir si eres europeo, blanco, cristiano, porque la única ley que rige es la sharía. Y no están en Afganistán. No están en Irán. No están en Siria. No. Están en Europa. En Bruselas, Londres, París, Barcelona, Ceuta, Melilla…

Sobre todos aquellos países -Francia, Bélgica, Alemania, Dinamarca, Suecia…-, cuyos gobiernos han sido más “multiculturales”, “progresistas”, “humanitarios” y, muy, pero que muy generosos -con el dinero de sus ciudadanos- con todos aquellos que proviniendo de otros países y otras religiones caracterizadas por su dogmatismo, han considerado que trabajar y cumplir las leyes, como hacíamos los emigrantes españoles, no va con ellos.

La canción del emigrante, de Juanito Valderrama:

“Adiós mi España querida”. Porque nosotros, los emigrantes españoles, que no “migrantes”, (otra ‘pijoprogrepalabra’) íbamos con un contrato, humildad, respeto a las costumbres y creencias de los países de acogida y muchas ganas de sacar a nuestras familias adelante, cosa -lo de trabajar- que les parece “neo-colonialista” y que se les debe un “trato compensatorio por nuestros pecados colonialistas”. Traducción: vivir sin trabajar a costa de los impuestos de los españoles y de los europeos culpables de ser civilizados.

Y así nos encontramos que los antaño “colonizados” se están convirtiendo en colonizadores de las metrópolis europeas “de facto”. Y, esto tiene consecuencias dramáticas para el “organismo acogedor”, ya que en aplicación de la teoría de la “agresión hidráulica” de Konrad Lorenz, es decir, automática, imposible de evitar entre seres vivos cuando se dan ciertas condiciones de número, espacio y lucha por el poder en un territorio. Y eso vale para las guerras de verdad, para los enfrentamientos deportivos y para nuestras peleas infantiles.

Aquí bajo, fotograma de “La guerra de los botones”. Entrañable película de los 60. Os la recomiendo: camaradería, lucha, honor. Vamos, esas cosas que la ley Celaá quiere extirpar de la infancia.

Por consiguiente, camaradas, para que surja la violencia, solo es requisito necesario que haya una “presión” sobre el territorio de dos grupos humanos -o animales-, que se consideren con derecho a disputar la hegemonía.

Y quien puede evitar esta “guerra permanente” es, para la cultura occidental, únicamente el Estado. El problema es cuando el Estado está invadido por “perroflautas” de la izquierda Disney al cual le parece muy bien que nuestra forma de vida -la familia, los principios, la propiedad- se diluya para que así su Poder no encuentre límite.

LAS “NO-GO ZONE” EN ESPAÑA

Tras las agresiones sufridas por los aficionados españoles en París, en el Stade de France, situado en Saint-Denis, hoy convertido en ‘no-go zone’, barrios donde impera la delincuencia y hay ausencia total de ley. Uno de los testimonios que se ha viralizado es el de la periodista española Irene Junquera. Aquí lo cuenta en el programa de Iker Jiménez.

«El estadio está en un barrio muy complicado y tienes que ir andando hasta la civilización. Estaba todo cortado y no había taxis. Había mucha gente organizada para robar y atracar (…), a unos amigos les han quitado el móvil (…). Estábamos pasando miedo, porque no había luz y era todo callejones», ha señalado a través de Instagram.

Y el caso es que, aquí y ahora, en España, también tenemos un problema real: las “no-go zone”, zonas excluidas y excluyentes donde ni la policía se atreve a entrar. Por ejemplo, en Melilla:

Los disturbios en Europa, de acuerdo con las tesis expuestas de Konrad Lorenz, la agresividad o violencia hidráulica, no se han hecho esperar:

Al hilo de los conflictos ritualizados -los deportivos-, se han intentado acallar en los medios de comunicación sorosianos, es decir, prácticamente todos, bajo el “mantra” de prohibido criticar a cualquier “minoría”, porque, ya se sabe, el hombre blanco occidental, cristiano y  heterosexual les debe sumisión absoluta, tal y como se narra en esta novela que se ambienta en Francia, en París.

Esa impresión de que los estados europeos son “buenos”, “flexibles”, en definitiva, acomplejados, hace que se produzca un “efecto llamada”, tal cual se produjo, en definitiva, en el año 711, con la invasión musulmana, aprovechando la traición del conde don Julián, que abrió las puertas de Ceuta al moro Muza y a Tarik.

Y estas “políticas flexibles, interculturales, “buenrrollistas”, propias del marxismo cultural,  producen auténticas desgracias humanas para todos aquellos engañados, de los que creen que es “cruzar una valla” y llegar al paraíso, aunque sea un paraíso lleno de infieles.

GLOBALISTAS CONTRA PATRIOTAS: DEFENDAMOS EUROPA

El caso, camaradas, es que todo lo que está pasando ya había sido advertido por nosotros. Y no una sola vez, sino muchas veces. El tiempo da y quita razones. Y a nosotros nos las ha dado. En toda Europa, las políticas “buenistas” hacen aguas. La reacción política y electoral no ha hecho más que empezar. Y no es un tema de ideología, no. Ya es un problema de lucha por la existencia entre unos grupos que emergen gracias a una natalidad desbordada, y unos nacionales que están sometidos a un bombardeo continuo que les deja sin reflejo moral, ni capacidad de reacción ante unos ataques coordinados por la “izquierda intelectual Disney” y un traidor del tamaño de ‘don Julián’, cuya única obsesión es la permanencia en el Poder, aunque la Nación se hunda.

La Patria está en peligro, camaradas, nos veremos pronto, muy pronto, en las calles.

Vuestro Otto.