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Argentina

Camerati, amici, compagni:

Tras el episodio del anterior artículo, referenciado a la inmigración ilegal, a la muslima, al Califato, hoy jugando con las palabras, hablaremos de la Colifata.

Hoy toca la explicación de la “debilidad mental” que nos aflige, de la locura social, del “pensiero débole”, que decían los posmodernistas.

Sigo con una incursión musical: la Colifata y el Colifato. Esto es como decir, la loca y el loco en lunfardo, que, como sabéis, es el “cheli” o “argot” de Buenos Aires.

La Colifata os sonará por un magnífico disco-pop del “Canto del loco”, “Radio Colifata”. Una muy buena, “Volverá”:

La “Colifata”, decimos, es una emisora de radio en la que, al parecer, son los pacientes internados en un hospital psiquiátrico de Buenos Aires bajo el poder de la secta de la antipsiquiatría,

que afirma que la enfermedad psiquiátrica nunca es individual del paciente/loco, sino de “la sociedad”, que no tiene un lugar para el loco y le hace padecer.

Ningún deber, todo placer

Esto es parecido a considerar que todo delincuente es “social”, y que la responsabilidad de lo que haga no es suya. Vamos, que el “loco” o el “delincuente” forma parte de la pléyade de minorías que se lo merecen todo, y no como la gente “normal”, que somos unos blancos-hetero-fascistas-especistas-patriarcales que lo único que tenemos que hacer es pagar impuestos y callar agradecidos a que nos dejen vivir, de momento.

Ahora un poquito de “kulturrfach”, para saber por dónde empezó el desastre cultural y moral de Occidente.

En el principio fue Foucault

Hay nombres que “estigmatizan”. Por ejemplo, me permito una traducción muy “sui géneris”: Fou-cault. Fou: loco. Cault: caliente. Michel Foucault era, según mi propia y chocarrera traducción: un “loco caliente” que, como sabéis, toda la vida se preocupó de subvertir la sociedad burguesa de la que procedía, afirmando desde la Universidad, que los homosexuales, locos, mujeres, racializados y el resto de minorías -hoy añadiría a los animales- no fueran castigados y estigmatizados por la “sociedad”. Todo esto nos parece muy bien, dado que forma parte del principio de tolerancia de la civilización cristiana, y forma parte de las conquistas de libertad de la Ilustración, movimiento filosófico y cultural creado absolutamente por hombres blancos europeos.

Sin embargo, en la interpretación foucaltiana, estos “hombres blancos”, son los que se dedicaban con fruición a “vigilar y castigar”, a los “pobres”, “marginados”, “locos”, delincuentes, etc. Porque son los que “dicen la verdad” al oponerse a las reglas sociales en cumplimiento de sus propios deseos.

Veamos que decía al respecto el viejo Siegmund Freud, un tipo muy pero que muy serio y sesudo, que no consentía en su casa que se perdieran los buenos modales burgueses ni que se fornicara con la criada, cosa que sí le ponía -y mucho- a Marx: tuvo un hijo bastardo con ella, Freddy Demuth, que el muy bastardo nunca reconoció.

Seguimos con Freud, versión Foucault, de cómo funciona la mente humana:

El triunfo del principio del placer del niño, contra el principio de realidad propio del adulto. que diría Freud.

Según toda la izquierda neo-marxista, o izquierda-Disney (que es hija amamantada generosamente por las ubres presupuestarias del odiado Occidente, que les procuró un bienestar que haría palidecer de envidia a Luis XIV) si queremos conocer “la verdad”, -cosa muy de filósofos y profesores que viven de los impuestos de los que de verdad trabajan- debemos dejar que los “locos” y los “niños” nos la enseñen, porque “la verdad-verdadera” tiene un algo de ingenuidad y majadería. Por el contrario, pensar racionalmente es de fachas y de reaccionarios que estropean las ilusiones del rebaño de la izquierda-Disney, hija del gran creador del marxismo cultural.

Antonio Gramsci: que, básicamente significa que se puede alcanzar el poder -y disfrutarlo-, manipulando la mente de los demás, sin jugársela en una revolución violenta y con armas al estilo frances o ruso. La izquierda-Disney.

LOS LOCOS, AL GOBIERNO. LOS SANOS, AL GULAG-PSIQUIATRICO.

Por eso se entiende perfectamente en “darle la vuelta a la racionalidad”, no dejar títere con cabeza en los valores occidentales: familia, trabajo, cultura. 

Lo que antaño -no hace más de 40 años- se consideraban enfermedades mentales y actividades antipatrióticas desmerecedoras de nuestro pasado común, hoy se hayan convertido en “cimas gloriosas” del pensamiento humano: esta es la última causa de, por ejemplo, teoría del “gender”, que no género, del “heteropatriarcado opresor”, del “privilegio blanco”, la locura como enfermedad social, causada por la propia sociedad que no acepta al disidente.

Y los “derechos vengativos” de los antaño considerados “locos o niños” perturbados una vez convertidos en dominantes, se aplican en “darle la vuelta a la tortilla” y acabar con lo más querido del “blanco, heteropatriarcal, cristiano, homófobo, especista, racista, opresor”.

Por consiguiente, todas las peculiaridades de gusto o afición de comportamiento disonante y que se encontraban recogidas en el DSM

DSM: Manual de Enfermedades Mentales elaborado por los psiquiatras de EE.UU.

hasta mediados de los años 70, fetichismo, bestialismo, narcisismo, homosexualidad, pederastia, etc, se consideraba atentado a la “normalidad”. Hoy el sistema ideológico-político, les ha conseguido que tengan la condición de privilegiados, lo que viene a significar tener al poder del Estado apoyándoles con castigos y subvenciones para exterminar a los antaño considerados “opresores”.

Para ejemplo, un botón

Ni quito ni añado una coma. Irene Montero en todo su esplendor ovejuno, foucaltiano y transgresor:

Los neo-niños de Dios

Y es que esto viene de lejos. Corrían finales de los años 60, primeros de los 70, cuando llegaron a España unos “enviados” de EE.UU, -cómo no-, que al modo de secta cuáquera, pero con libertad inguinal, se dedicaron a engatusar a una juventud que ansiaba copiar lo más molón del extranjero: el sexo a tope.

Y resultó ser que la secta de “Los niños de Dios”, te prometía, en un solo pack indivisible, sexo y salvación. Es decir, sexo a saco, sexo sin matrimonio, sexo con drogas y sexo con menores, adobado con una teología de la subversión muy a lo Vaticano II y dos o tres canciones de “VIVA LA GENTE”:

“Esta mañana de paseo, con la gente me encontré, al lechero y al cartero, al policía me encontré…”, que, ahora que me doy cuenta, es como el programa electoral ético-estético con lorzas de “COMPROMIS”.

Aquí, “Viva la gente”:

Y aquí, una muestra de la izquierda-Disney o foucaultiana: “Vivan las lorzas”:

Folleu, folleu, que el mon s,acaba

Con esta idea apocalíptica del futuro, no es de extrañar el surgimiento de todo tipo de “tips” o “ideícas”, que llaman al goce inmediato, a no trabajar, a vivir como los pobres, a no pensar, …puesto que el fin del mundo “it,s now”.

Y ahora estaréis pensando, ¿y lo de Argentina?.

Perón, Perón, que grande sos

Érase que se era un país con un futuro comparable al de los más ricos y prósperos del mundo. Pero eso fue hace 100 años. Tan es así, que miles de familias españolas e italianas fueron a buscarse la vida, a “laburar”, sin ningún tipo de “derechos sociales”, solo con una maleta y las ganas de sacarse las castañas del fuego. Naturalmente, eso produjo una gran riqueza, y también una gran desigualdad. Y eso hizo, a su vez, que surgiera un movimiento político Social y Nacional, encabezado por un general, Juan Domingo Perón, y denominado peronismo o justicialismo.

No se entiende Argentina sin el peronismo. Para lo bueno y para lo malo. Y lo malo fue que, de repente, una casta política y sindical se aprovechó del ocaso del general y entró en perversa coalición con movimientos “marxistas y teologoliberadores”, y hasta que no se cargó a la sociedad, con múltiples crímenes terroristas, y extinguió la fortaleza económica de la Nación, a base de “paguitas” y “latrocinios”, pues no paró.

El Pedronismo podemita de Sánchez

La cosa, camaradas, es que a los trabajadores por cuenta ajena, autónomos, pequeños empresarios, nos están crujiendo con los impuestos,

a cambio de tener al “ganao” adocenado y consumiendo como si no hubiera un mañana.

Conclusiones del 2022 y píos deseos para el  2023

Primera: la clase media no va a votar al social-comunismo. Impuestos y bajada del consumo por agotamiento de los créditos horadan la confianza empresarial y ciudadana decente.

Segunda: el agotamiento del sistema Pedronista se vislumbra en cuanto que ha llegado a su propia. Las cagadas legislativas de un gobierno desgobernado -“ley del sí es sí”, “malversación”, “sedición”, “transexualidad”, etc,- son el rebote de un gato muerto.

Tercera: las fuerzas conservadoras no se escinden, más bien, concentran votos. Ciudadanos desaparece. PP “pilla” de la izquierda moderada, C,s y PSOE-clase media. VOX se consolida.

Cuarta: las bases sociales tradicionales de la izquierda, tienden hacia la abstención o, directamente, dan un “salto a la derecha” y anticipan un voto a VOX en los barrios obreros.

A nosotros nos toca el papel de “guerreros” de la justicia patriótica y social, el de la buena justicia, la que solo exige porque antes da. Y esto lo haremos en la calle y en nuestros pequeños ámbitos de resistencia. De alguna manera, somos los garantes de que el fuego no se extinga, y de los que “viven de la política”, aunque se digan “de los nuestros de toda la vida”, piensen y sepan que estamos vigilantes, como el guardian del Rhin, como “el centinela de Occidente”, como hace 80 años en el Volchov.

Unidad, orden y a aguantar.

Vuestro Otto