Categorías
Artículos

El pisito

Amici, compagni, camerati:

La enésima mentira de Pedro-Antonio Primero, el prometedor, ha sido la de “viviendas para todos, todas y todes”.

A mi, que me gusta mucho el cine, ya os habréis dado cuenta, me ha recordado a la magnífica película de Marco Ferreri, “El pisito”:

Marco Ferreri era como el Berlanga italiano, dado que compartía muchas veces a un gran guionista, Rafael Azcona. Azcona era la auténtica alma de las películas de ambos: Berlanga y Ferreri, dignos herederos de la gran escuela del cine llamado “neorrealismo”. Tanto es así, que muchas veces se confunde la autoría, dado que compartían, además, los magníficos actores de los tiempos del hambre: Pepe Isbert, María Carrillo, José Luis López Vázquez, etc. Gente que había aprendido el oficio en las calles y en los teatros, no en ninguna “operación triunfo” de opereta, sino en las dificultades de la realidad, de la vida.

El Neorrealismo

Todas estas películas, novelas incluso, como he dicho, intentaban dar cuenta de la realidad para que la sociedad y los poderes públicos, en Europa, en Italia y en España sobre todo, destruidas por guerras civiles e inciviles, afrontaran la realidad, -el hambre, la penuria, la enfermedad- por muy amarga que fuera. Dicho de otra manera, el realismo o neorrealismo es lo contrario a la basura “woke”, o de la Agenda 2030, que promueven un mundo absolutamente ficticio y que se evade de los problemas reales poniendo el foco en “discriminaciones”, “malestares existenciales de género ”, tribu e identidad.

El macguffin

El macguffin, como sabéis, es una expresión acuñada por Alfred Hitchcock que designa una excusa argumental que motiva a los personajes y al desarrollo de una historia, pero carece de relevancia por sí misma y sirve para distraer la atención sobre lo verdaderamente importante, aunque parezca relacionado con ello.

Por consiguiente, no es de extrañar que para intentar suturar las grietas del “Gobierno Frankestein”, al modificar la ley estrella de la legislatura: la conocida como la ley Sissy: “solo si es sí”, se ha intentado desviar la atención por medio de un “macguffin”, que es anunciar una nueva ley de la vivienda.

Sabor a Sareb

La “Sareb” es “picar” en lo que quiere el Gobierno, que creamos que es una inmobiliaria con pisos sociales y que el gobierno puede echar mano de unas promociones sociales, simplemente porque se almacenaron contable y fiscalmente miles de proyectos fallidos de la época de la burbuja, que el Gobierno de Zapatero hinchó e hinchó hasta que reventó, llevándose de por medio a las cajas de ahorros, infectadas como estaban de políticos sin escrúpulos. Por ejemplo, de Pedro Sánchez:

Y es que debemos saber que la pretendida “Ley de la Vivienda”, no es más que una colección de chapuzas bolivarianas para intentar obtener el voto de los jóvenes y de los inquilinos: congelación de rentas del alquiler por debajo de la inflación y puesta a la venta “regalá” de los cincuenta y tres mil pisos de la Sareb.

Naturalmente, se trata de promesas electorales de imposible cumplimiento, pero es que, además, al igual que la ley “Sissi”, va a producir el efecto contrario: el aumento de los precios de los nuevos alquileres y la reducción de la oferta, y esto es porque los pisos de la Sareb, si son habitables, o están ya okupados, o se han vendido, o se quedaron por edificar a medias.

Llamad al camarada Arrese

José Luis Arrese, arquitecto, falangista, condenado por el Caudillo tras los sucesos de Salamanca -El Decreto de Unificación de abril de 1937-, perdonado y liberado -el “malvado Caudillo” era así: no confundía el orden con el rencor-, y elegía para los cargos a los que valían de verdad, y José Luis Arrese era uno de ellos. Primero fue Secretario General del Movimiento y luego Ministro de la Vivienda.

De Arrese son los planes urbanísticos y las promociones de viviendas de protección oficial, que sirvieron para sacar del chabolismo a infinidad de familias que venían del campo a las ciudades. Historia que se cuenta en la película “Surcos”, una película con una dura crítica social, también hecha en tiempos de la “terrible dictadura ”.

Una película estrenada hace ahora 70 años, dirigida por el falangista José Antonio Nieves Conde, retrató este fenomeno. Su argumento es sencillo; una familia abandona su pueblo para ir a Madrid buscando la prosperidad y el bienestar que el campo les niega.

Ahora se prometen miles de viviendas ecológicas, con huella de carbono cero, feministas y veganas. Yo entiendo que se deben referir a la mansión de los “Iglesias-Montero”, el “casoplón” construido en medio de un parque natural, en la mejor tradición de las “dachas soviéticas”.

Pero el caso es que han transcurrido más de 8 años y los “gobiernos del cambio” no han entregado las llaves de ningún piso. Es más, se ha fomentado la okupación y la idea tan popular de que no hay que pagar, de que todo es gratis.

Por eso, creo que debemos un homenaje a todos los que promovieron, construyeron, y habitaron unas modestas viviendas, que sirvieron para que las familias recién llegadas mejoraran con mucho su vida y pudieran descansar y vivir con dignidad, cosa que ahora se ha convertido para la gente joven, en algo completamente imposible de realizar. Y es que, me temo que la “limpieza étnica” de los occidentales, la inexistencia de promociones de vivienda asequibles, y el fomento de la okupación, son prácticas de exterminio de las familias jóvenes, tan eficaces como la promoción de las ideologías degeneradas.

Acabo con unas imágenes de promociones “fascistas”: 18.788 viviendas, sólo en el barrio de San Blas, Madrid:

Habla Franco y entrega las llaves a una trabajadora. Igualico, igualico que con Pedro Sánchez.

Y es para que no se olvide, camaradas, y para poder conseguir una España mejor para todos debemos continuar nuestra lucha, tan ingrata a veces, y lo que nos abrirá “campo político” ante las más que previsibles perezas edificatorias e inexistencia de justicia social de la “derechita cobarde” y la inédita “derecha nacional”.

Vuestro Otto.