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El Ausente está presente

Amici, compagni, camerati:

La semana pasada acaeció la quinta exhumación de los restos mortales de José Antonio Primo de Rivera. La primera, la más desconocida, fue producto del amor. En noviembre de 1936 el Foreign Office británico solicitó al Gobierno del Frente Popular una certificación fehaciente del fallecimiento del líder falangista. Aquel fue su primer desentierro. Estaba sepultado en una fosa común en el cementerio de Alicante. Ocurrió a los pocos días de su fusilamiento. Elizabeth Asquith, hija de Lord Asquith, ex primer ministro de la Gran Bretaña, fue amante extramatrimonial de José Antonio, él la llamaba su “Princesa roja”, por su carácter turbulento y heterodoxo, dado que valoraba las ideas socialistas, toda vez que estaban aún dotadas de la aureola de la utopía entre las “clases altas”, tan necesitadas de tener “glamour”. Y es que las utopías siempre han tenido muy buena venta entre los que no tienen por costumbre levantarse de madrugada a pelearse contra la realidad.

Elisabeth movió media Europa para salvar su vida, incluyendo a los influentes amigos de su marido, un tal Bibesco, diplomático rumano.

Al no conseguirlo, exigió una prueba fehaciente de su muerte, que no se le expidió, por lo que al faltar un certificado de tipo oficial, la leyenda que dio vida en el bando nacional, sobre todo entre los falangistas, es que José Antonio estaba vivo. Y que, pese al silencio propio de la censura en tiempo de guerra, solo estaba Ausente. Canción de los años 60 del falangista De Raymond:

“Noche y niebla”

Sin embargo, como sabéis, José Antonio fue ejecutado a las 6:20 horas del 20 de noviembre de 1936 en el patio nº5 de la enfermería de la cárcel de Alicante,

hoy convenientemente destruida por los “memorialistas-histérico-democráticos”, para hacer un centro de “nosequé-socio-cultural”.

Estaba recluido ahí desde junio de 1936, tras haber sido trasladado desde la cárcel Modelo de Madrid, donde llevaba preso desde marzo de ese mismo año, tres meses antes del 18 de julio, por “posesión ilegal de armas de fuego”, aunque luego fue condenado por “auxilio a la rebelión” por un “tribunal popular”. Su cuerpo fue introducido en una furgoneta junto a los cuatro reclusos que fueron fusilados junto a él (dos falangistas y dos requetés de la localidad alicantina de Novelda): “Los mártires de Novelda”: Vicente Muñoz, Ezequiel Mira, Luis López y Luis Segura.

Los restos de José Antonio fueron depositados en la fosa común número 5, fila novena, cuartel número 12 de Alicante. La anterior, la de 1936, fue la primera exhumación de los restos mortales de José Antonio, luego se realizaron tres desenterramientos más: el segundo en 1938 cuando son sacados sus restos (todavía bajo el control del Frente Popular) de la fosa común de la sacramental de Florida Alta para trasladarlos al nicho número 515 del cementerio Nuestra Señora de los Remedios en Alicante; donde celebramos cada 20-N, junto con La Falange, la tradicional “Marcha de la Corona”, pese a los intentos rencorosos de un Gobierno digno heredero de la vil cobardía del Frente Popular de impedirlo infructuosamente. Reportaje de 1995 en tve:

Desde Alicante hasta El Escorial, a hombros

Magnifico reportaje, sentido y con el dramatismo de la época.

La tercera exhumación fue en 1939, cuando sus restos fueron nuevamente exhumados para ser trasladado su féretro a hombros de falangistas, de Alicante al monasterio de San Lorenzo de El Escorial en Madrid, durante diez días mediante turnos de cada diez kilómetros, para ser enterrado finalmente el 30 de noviembre de 1939.

Antes que el General, después que el General

La cuarta exhumación se llevó a cabo el 29 de marzo de 1959 en una ceremonia íntima y no oficial por expresa petición de la familia. La inhumación se produjo a las siete horas de la tarde del mismo día, en presencia don Luis Carrero Blanco, el ministro de justicia o el jefe provincial de Falange, Jesús Aramburu Olarán, entre otros tantos. Pilar y Miguel, hermanos del fundador de Falange, arribaron poco después para despedirse, una vez más, de José Antonio. La emoción fue máxima entre los presentes antes de que el padre prior de la Comunidad Agustiniana del Monasterio rezara en memoria del fallecido. A Pilar, le fue entregada entonces la enseña que cubría el ataúd, pues anteriormente había expresado este deseo.

Y como lugar de culto y memoria, con absoluto respeto a los que no quisieren participar en ello, parecía que el “requiescat in pace” cristiano se iba a cumplir, dejando que el evangélico -Mateo 8-22- que dice: “que los muertos entierren a sus muertos”. Pues no, el sanchismo ordenó desenterrar cadáveres para escarnecer a los deudos, familiares o ideológicos.

El repelente “niño Bolaños”

Y a esto se han dedicado desde la aprobación de las leyes de “represión del patriotismo disidente”, vamos, de nosotros mismos. Y el encargo, pues se le ha hecho al personajillo “Bolaños”. Que es muy como el “repelente niño Vicente”, personaje creado por Rafael Azcona, paradigma del chivato, sabelotodo y superobediente a sus mayores, y que ha sido encargado de tapar las fechorías antipatriotas de su mandamás, Pedro “El Psicópata de la Moncloa”.

Total, que han sacado a José Antonio por quinta vez de su sepultura para mayor distracción del progresismo de la Sexta, la Ser y RTVE, que pagamos todos, “velis, nolis”: lo queramos o no, siempre con la expectación forzada para encontrar un nuevo motivo para aplicar la represión con derecho a telediario.

Y así se fraguó la exhumación y el traslado desde el Valle de los Caídos al cementerio madrileño elegido por los familiares del fundador de Falange para reinhumar sus restos el pasado lunes 24 de abril, precisamente en el aniversario del nacimiento de José Antonio. 

Naturalmente, que se haya producido ese “traslado forzoso” va a abrirle un nuevo frente al Gobierno del supervillano Pedro-Antonio Sánchez, por infringir la primera regla de la civilización humana: “respetarás a los muertos”. Y es que aquí se fuerza a todo el mundo menos a los “okupas-Ada-Colau”. Aquí la vemos, enseñando a okupar un piso:

Vídeo del homenaje de La Falange el sábado pasado ante la nueva tumba de José Antonio:

Y es que alguien dijo que se pertenece al pabellón de los inmortales mientras quede alguien vivo que recuerde en su memoria que se existió y se vivió conforme a los propios ideales. Por eso, cada vez que entonamos el “Cara al sol con la camisa nueva…”, traemos a la vida a la gente que nos ofreció la belleza, la poesía que promete, exigencia de mi honor, lo mejor de España: una Nación en marcha.

Y por todo eso, camaradas, envueltos como todos estamos en la moralidad del “Eterno Retorno”, ante la responsabilidad de nuestras existencias, recordemos cuando cantemos las canciones de amor y guerra que… ¡el Ausente está Presente!

Vuestro Otto.