Seguro que a todos os ha pasado en vuestro barrio. Un comercio tradicional o una tienda de comestibles, de repente ha cerrado o ha sido reemplazada por otro establecimiento. Al verlo os preguntáis, ¿cuándo cerraron la tienda de ultramarinos que había al lado de casa?
No tenemos que preguntarnos por cuándo la cerraron, sino cuándo fue la última vez que compramos en aquella tienda que ahora vemos cerrada.
En cierto modo, los verdaderos responsables del cierre del comercio tradicional somos nosotros, los propios consumidores, que hemos abandonado a su suerte a estas tiendas y las hemos sustituido por otras en nuestros hábitos de compra.
Apoyar el comercio local se traduce en:
- Fortalecer la producción de nuestras empresas nacionales.
- Aumentar y ayudar a impulsar las necesidades del mercado nacional.
- Reducir la necesidad de importar productos de fuera.
- Repercutir positivamente en la economía de tu ciudad, de tu barrio e incluso revalorizar las viviendas.
- Generar más empleo.
- Recuperar la identidad y ambiente original de los barrios.
- Construir solidaridad con tu comunidad, vecinos, y amigos.
- Mejorar el trato en la compra-venta de productos y en consecuencia aumentar la calidad de estos.
Nosotros como pueblo debemos crear una nueva fórmula de ayuda para todos nuestros pequeños y medianos comercios y mercados locales.
Ante la crisis, debemos ayudar y contribuir a que no cierren nuestras tiendas, volver a “crear vida” en todos nuestros barrios. Pedir nuevas ayudas para que los “ultramarinos” y el comercio local puedan solventar la crisis, evitar despidos aún con ERTES aprobados, cierres de comercios e impulsar una fase de crecimiento de la que el Gobierno no habla, con nuevas actividades, promoción y apoyo, en los locales de barrio que existen en nuestra nación.
La fórmula es simple:
Ayudar al pequeño comercio local comprando en ellos para evitar que gran parte de nuestros barrios desaparezcan.