En diciembre pasado participé en un acto en el que unas jóvenes saltaban a la comba en el 2020 con música valenciana con el cartel del 2020, y posteriormente, con el cartel del 2050, otras jóvenes con burkas lo hacían con música arabe. Coincidía con la continua invasión que sufrieron las costas de Canarias.
Una señora, entre las decenas de personas que lo presenciaban, nos insultó, llamó a la policía, se encaró con la policía, intentó parar nuestro derecho a la libertad de expresión, y al final ha sido sancionada por la Delegación de Gobierno con arreglo a ley.
La fiscal jefe de delitos de odio, Susana Gisbert, con probada relación con Mónica Oltra, me denunció al juzgado por un delito de odio. En dos ocasiones ha sido archivado por el juzgado, pero la fiscal erre que erre, en una actividad persecutoria completamente anormal en la práctica jurídica, lo ha llevado a la Audiencia Provincial. La Audiencia, que casualidad, entiende que puede haber indicio de delito y solicita que se acepte lo pedido por la fiscal, se revoque el archivo, y se me tome declaración.
Hace unos días, una diputada, en relación a la denuncia contra la Conselleria por responsabilidad en el asunto del marido de Moni, me dijo que era taimada y que quien se la hace se la paga.
Pues nada, adelante.
José Luis Roberto, presidente nacional de España 2000.