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Retrato del independentista catalán

Primero –
Con los datos de encuestas reales y datos obtenidos de estamentos oficiales.
Según el CEO ( Centre d´Estudis d´Opinió de la Generalitat ), con muestreo de junio de 2017, independentistas por salario mensual:

Menos de 900 €, 32% independentistas. De 900 € a 1.200 €, 29% independentistas. De 1.200 € a 1.800 €, 38% independentistas. De 1.800 € a 2.400 €, 53% independentistas. De 2.400 € a 4.000 €, 55% independentistas. Más de 4.000 €, 54% independentistas.

Según el mismo Estudio, de los que trabajan en el Sector Público, el 49% está a favor de la independencia y el 46%, no. Porcentaje muy superior que en los empleados del sector privado.

Por su origen, los porcentajes de independentistas son mayores entre los que tienen padres y abuelos catalanes, llegando a un 88% de éstos en la franja salarial de 1.800 € a 2.400 € y a un 81% en la de 2.400 e a 4.000 €. En el otro extremo, el menor porcentaje de independentistas se da entre los que no tienen ascendencia catalana y ganan menos de 900 €, 7%; de 900 € a 1.200 €, 12%; y de 1.200 a 1.800 €, 8%.

Segundo –
Cataluña se precia de tener uno de los porcentajes más bajos de funcionarios, lo que es cierto a medias, ya que la Comunidad es la que tiene más desarrollado el sistema de conciertos con entidades privadas para la prestación de sus servicios. A la par que presume de tener pocos funcionarios, el número de empleados en empresas que prestan servicios públicos es enorme.

Esto le llevó a concluir a Anna Tarrach ( ESADE ), que, “de cada 100 euros que los catalanes han pagado en impuestos, resulta que casi 50 euros vuelven al sector privado, con datos, por ejemplo, del presupuesto de 2009, 17.612 millones de euros de los 36.985 del total, se destinaron a concesiones, compras a empresas privadas y otros tipos de colaboraciones público-privadas.”

Lo que ha favorecido, aparte de las corruptelas del 3%, ITVs de los Pujol, a que muchas empresas adjudicatarias, vivan de lo que manda la Generalitat.

Y que sirvan a sus intereses. Cualquier concesionaria al servicio de la Generalitat aplicará los mismos principios de contratación que su alma mater, es decir, en un médico o profesor primará el conocimiento del catalán y la historia tergiversada de Cataluña sobre como hacer un trasplante o la tabla de multiplicar. De ahí que Cataluña no esté, a pesar de su supuesto nivel, entre las Comunidades por nivel educativo ( ver informe Pisa de los últimos años ), con un 20% de externalización de servicios. O que las listas de espera para operarse en Cataluña sean las segundas más largas de España, y los primeros por tiempo de espera para una simple consulta… externalizan el 30% del monto en Sanidad.

Tercero –
El viraje total hacia el independentismo, según la mayoría de los independentistas, se produjo en 2010, cuando un incapaz, a la sazón Presidente del Gobierno Español, dijo que aceptaría cualquier Estatuto que llegase de Cataluña… y puestos a pedir a los Reyes Magos, se pidió la luna. Pero hubo que recortar las fantasías plasmadas en el papel por irrealizables, lo que sentó como una patada en la Generalitat, cuando ya veían extenderse los Països Catalans hasta Canarias, siendo los no mediterráneos los aportadores universales de dinero a Barcelona capital.

La monumental rabieta hizo que los hasta entonces moderados, votantes de CIU, se hiciesen montaraces como ERC y las CUP. Sus líderes exageraron al máximo el victimismo, la falta de solidaridad con las regiones más pobres otros puntos de España, y convirtieron a sus votantes en separatistas.

Los independentistas de 2010 eran los 540.000 votos de ERC-ICV-Laporta. Tras la rabieta, se produce un trasvase de votos de CIU a ERC, sube ICV y aparecen las CUP por la izquierda, uniendo el rechazo a Madrit con el gobierno del PP, y entre todos juntan suman casi 2 millones de votos en 2012, lo mismo que si en 2010 se hubiesen sumado a aquellos 540.000 votos, 1.200.000 de CIU y hubiese estado más movilizada la izquierda radical. Los mismos casi 2 millones que se movilizaron en el referendum ilegal de 2014 y ahora en el de 2017, aunque su número se reduce poco a poco. Y son los mismos dos millones que se obtienen de sumar a los actuales Junts pel Sí , CUP y parte de los podemitas.

Conclusiones –
Llamando a los bajos instintos, la falta de solidaridad, las rabietas por no haber conseguido que toda España viva para Cataluña ( para su Cataluña ), han llegado a lo que seguramente es su techo electoral, y no dejan de ser sólo el 40% del censo de los que pueden votar, pero están movilizadísimos y se pueden permitir lo que los no independentistas no osan.

Su número coincide casi exactamente con el de funcionarios autonómicos y municipales de salarios medio-altos, los del primer apartado, sumando los “empresarios” citados en el segundo, también de elevados ingresos, unas 500.000 personas, a los que hay que sumar cónyuge y alguno de sus hijos que puedan votar, con lo que se multiplican por tres, 1.500.000. Son de la media-alta burguesía catalana “de toda la vida”. A ellos hay que sumarles 500.000… que coinciden con el voto radical de izquierdas de siempre, descrito en el apartado tercero.

Se concluye también que el descalabro de las cuentas de la Generalitat se produce por la permisividad con sus asalariados independentistas, que por nivel de ingresos, son mandos medios o altos. Y lo mismo ocurre con las empresas-lapa del gobierno autonómico, las de los conciertos. Permisividad para ir de manifestación, estar todo el día de politiqueo, escalar puestos por encima de buenos profesionales no independentistas.

Se concluye que para tener dentro del “procès” al ala izquierda radical, se tolera la okupación, y la subvención de los cuperos y demás, vía subvenciones. En medio de la inacabable crisis, las ayudas de la Generalitat a “iniciativas culturales” subieron un 17% de 2016 a 2017, aparte de para TV3, La Vanguardia y demás, para los “artistas” de las casas okupadas, Omnium, etc.

Se concluye también que la Cataluña silenciada, los otros 3.000.000 de posibles votantes del no, o son ayudados por el resto de España, o vivirán bajo la bota del alto funcionario o burgués catalán independentista, serán acosados por “estudiantes” subvencionados que no saben multiplicar, ayudados por ocupas estalinistas con sus necesidades pagadas. Y hasta puede que les mate un médico secesionista sin saber si ha sido por conocer más la historia de la estelada que el cuerpo humano.