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La delgada línea roja

Estimados camaradas:
Una de las peores cosas de la plaga poltronera de los partidos del régimen que nos toca padecer, es la pereza verbal y el repetimonismo que usan cuando hacen como que quieren decir algo para no decir nada. Por ejemplo, la locución “traspasar la línea roja”. Con esto quieren decir con su neo-lengua que no van a transigir con lo que ha dicho que quiere hacer el otro partido, dada la fortaleza de sus “valores”. Esto les dura lo que un hielo en un whisky on the rocks, que diría Sabina.
El caso es que la frasecita de marras viene de lejos. De hace unos ciento cincuenta años, cuando la guerra de Crimea y un grupo reducido de soldados escoceses, con su casaca de color rojo, aguantó a pie firme, pese a la escasez de sus miembros -de ahí lo de “delgada”- una carga masiva de la caballería rusa.
El heroísmo de esta brava raza escocesa dio lugar, unos años después, al emotivo poema de Kipling, el autor de “If”, poema favorito de José Antonio;

Hoy podemos ver como esa “delgada línea roja” de resistencia moral del Estado, que sirve para defender la civilización de la barbarie, está en un peligro cierto, inminente.
En efecto, una pandilla de ineptos social-comunistas pijo-progres, están en el Gobierno de España, llevándonos a la desesperanza colectiva.
Pero el tiempo de las homilías televisivas del Padre Sánchez, las palmitas de las ocho de la tarde, cantar el “Resistiré” del Dúo Dinámico y todas las demás pamemas, el de los autohomenajes del “Gran Fatuo”, con todos los ministros jaleándole por “salir más fuertes y mejores”. Ese tiempo ha pasado ya. Y hoy nos encontramos, en todo el mundo, fuera de control:

Este vídeo recoge todos los tópicos de la izquierda-guay -sale hasta el Che Guevara- respecto a las revueltas callejeras, se supone que contra las dictaduras. De derechas, claro. Luchar contra las dictaduras de izquierda “no mola”. Sin embargo, a mitad del video sale la sorpresa: todo era una ficción, todo era una representación una mentirita televisiva para “vender” un refresco, el “Viva cola”. Pero en el video, como en la vida misma, la realidad acaba imponiéndose, y los disturbios reales se producen. Porque cuando a la gente se le miente, se le arrincona, se le trata como si fuera tonto de baba, pues entonces es muy posible que la gente salga a la calle muy enfadada, con la rabia propia del humillado y del que ya no tiene nada que perder. Barcelona, Madrid, Burgos, Valencia, Roma, Berlín, París….

Vamos, que la cosa se está calentando: gente joven, sin trabajo, sin paro, sin casa, sin poder hacer una vida normal…, pero también gente de la hostelería, del comercio, hartos de mentiras y viendo que las ayudas se las llevan los “MENAS”, que luego se dedican a robar, violar y asesinar.

«“En Francia hay trabajo», la llamada del asesino de Niza a su familia en Túnez.”
Estos “mojamés”, han aprovechado los disturbios de Barcelona y se han “pillao” unas bicicletas muy molonas. Se lo merecen todo y más, porque así lo dice el Profeta.

«La culpa es de los fachas»

Os reproducimos las consignas social-comunistas. Y a continuación, os explicaremos las nuestras:
“La Policía Nacional también ha detectado la participación de «elementos de ultraderecha» en los disturbios de Barcelona, según fuentes consultadas por EL PERIÓDICO. Sus primeros análisis sobre lo ocurrido apuntan a que ese grupo habría tratado de pasar «más desapercibido, incluso en su estética» en la protesta y que, entre ellos, había personas vinculadas con «determinadas puertas de discotecas», «determinados mundos de la noche de Barcelona» y hasta algún ex seguidor de Cedade, un grupúsculo neonazi con sede en Barcelona disuelto oficialmente en los años noventa.” Nada de CDRs En los disturbios, subrayan estas fuentes, no se ha detectado la participación de ningún grupo de CDR ni independentista. «No participaron en esta historia. No se escuchó ningún grito en catalán en las calles», subrayan como ejemplo. De hecho, en algunos vídeos de los disturbios difundidos en redes sociales por marcas de extrema derecha se escucha a los manifestantes hablar de la «plaza San Jaime, en Barcelona».
Los análisis de la policía apuntan a que la protesta en Barcelona fue protagonizada por «una masa heterogénea» de personas que no estuvo organizada previamente por ningún grupo político. «Es un movimiento social típico del siglo XXI, hay una chispa y prende. No tiene estructura ni organización interna. La gente que estuvo allí responde a un perfil transversal. Al principio había hosteleros, gente cabreada, que ve un fracaso político y de los técnicos. Luego, jóvenes cabreados también por no salir.»

El invierno de nuestro descontento:

En 1979, Gran Bretaña, un gobierno laborista con mayoría absoluta no pudo aguantar una serie de disturbios sociales causado por la crisis económica, la inflación y el paro y llegó Maggie. ¿Qué queremos decir con esto? Pues que las sacudidas sociales pueden acabar con cualquier gobierno, máxime si ese gobierno está cogido “con alfileres”, con socios que no se tragan y que esperan darse la puñalada en la espalda en cualquier momento.
Antes hemos hablado de la “delgada línea roja”, como concepto defensivo cuando se está en minoría. Aguantar el tipo, codo con codo, como las legiones romanas.

Mantengamos el corazón caliente, pero la cabeza fría para los tiempos que vienen. Agitemos la calle, pero mantengamos la disciplina propia de una “delgada línea roja”. Y cuando el general Máximo Décimo Meridio, hispano por supuesto, ordene, a su señal, “ira y fuego”, sepamos mantenernos unidos, fuertes y combativos, disciplinados en suma. Porque si el presente es duro y de lucha, como se canta en la muy oscarizada película “Cabaret”, el futuro nos pertenece;

O.S.