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Censura, que algo queda

Amici, camerati, compagni:

En un principio fue Roma, y de Roma seguimos siendo deudores en tantas y tantas cosas: la lengua, la concepción unitaria de la familia -el pater familias-, la idea del Imperio como civilización, etc. De tal manera, que la única ideología realmente novedosa que alumbró el pasado siglo XX, fue el fascismo, heredera ética y estéticamente de la república de  Roma, SPQR: Senatus-Populus-Que-Romani.

Pues bien, en Roma, la República significaba y significa “la cosa de todos nosotros”: la Patria, y no un grupo de plebeyos vocingleros con derecho a todo tipo de ayuditas,

que en la antigua Roma se llamaba la “annona”, que era una cantidad determinada de trigo, pan o harina al mes, que la República se permitía regalar al proletariado romano, gracias a las conquistas en Egipto, Libia, Túnez, etc, simplemente por ser “populus” -populacho-.

De ahí viene la famosa frase de Julio César para perpetuar su dictadura -la de “Antonio”, también-: “panem et circenses”, que hoy podríamos traducir por “paguitas y Sálvame”.

El “cursus honorum”

Para llegar a ocupar un cargo en Roma, se debía cumplir con una serie de “escalones en el mérito”, para demostrar que se tenía experiencia, inteligencia, capacidad de mando y responsabilidad. Y a eso se llamaba “el cursus honorum” o la “carrera de honores o cargos”.

Uno de esos cargos, que se reservaba para antiguos senadores, absolutamente probos y dignos -esto significaba, básicamente: no robar al erario público-, eran los censores, que se encargaban de elaborar el censo, es decir, la lista de los ciudadanos con derecho al voto, pero también de saber y publicar la lista de los ciudadanos que pudieran ser candidatos, cuya definición actual es: “dícese de aquellos profesionales de la política que quieren el voto de los pobres para conseguir tener el dinero de los ricos sin trabajar, con la promesa de defender a unos de los otros”.

La e-moción de censura

De la tradición romana se ha importado la posibilidad de “censurar” a alguien, de expulsarlo del cargo o del prestigio social por sus malas andanzas. En los regímenes parlamentarios esto equivale a retirar la confianza de la cámara al Gobierno. Y como esto, en las partitocracias, suponía unos largos períodos de inestabilidad, donde era fácil cargarse al gobierno y, al mismo tiempo, complicado y cambalachero, el formar uno nuevo.

Tras la Ley Fundamental de Bonn, se inventó lo que se ha dado en llamar “moción de censura constructiva”. Y se importó a la Constitución española de la IIª Restauración: Es decir, que te puedes “cargar” a un presidente del Gobierno, siempre que le venzas por mayoría absoluta del Congreso de los Diputados, con un candidato a Presidente del Gobierno y un programa/discurso alternativo. Y aquí es donde -me pongo en “mode” IIª República- las tropas de “Renovación española”, vamos, de VOX, intentaron pillar a los “dormidos” del PP -que serían los de la CEDA de nuestro infausto ayer- por su inactividad parlamentaria y política, es decir, un estilo muy Fei-joy,

apalancado en el turnismo del “ya me tocará a mi”, y mientras me quedo quieto-parao, aunque me saquen la foto con el narco-Chanquete, un tal Marcial Dorado.

Y muy disfrutonas -con las encuestas a su favor- se esperaban las esperas-peperas hasta el 28 de mayo -dos mesecitos de ná, y a pillar el “voto útil”-, cuando saltó el candidato al primer puesto de la oposición, Abascal, carne de la carne del PP, sangre de la sangre del PP, eso sí, del PP aznarista, para intentar demostrar que el voto al PP de mayo será el voto para “cambiarlo todo para que nada cambie”, aunque eso mismo también se lo podrían atribuir a ellos mismos, por que al final no dejan de ser una versión más “radicalizada” del PP, un partido más de este sistema corrupto.

Y lo demás ya lo sabéis. «El hombre es dueño de su silencio y esclavo de sus palabras”, que decía Aristóteles, y a dos meses de las elecciones “había que hacer algo”, aunque fuera una “moción sin e-moción”. Y, a mi humilde juicio, de algo ha servido la e-moción de censura: para centrar el debate en VOX, y debilitar al, por otra parte, inane PP, y demostrar que, siguiendo el refranero español: “la edad no perdona”, pero también que “el que tuvo, retuvo y guardó para la vejez”.

El Tamamazo: lo que va de ayer a hoy

Todo el mundo tiene un pasado. Pero Ramón Tamames tiene tres o cuatro. Al menos políticamente hablando. Y es que alguien acostumbrado a la primera línea tiene muy mal envejecer si no es poniéndose a prueba ante situaciones rayanas en el desastre, cuando no en el ridículo. Pero, al parecer, el ridículo lo hicieron los demás, y la corriente de compasión ante un señor mayor de 89 años se convirtió en cierta admiración por él, toda vez que habló con sentido común de cosas que deberían ser sentidas como propias por cualquier español, de las cosas sensatas de la “res pública”, y que sólo los malandros de los diputaditos y diputaditas se niegan a tratar.

Bien por los que se atreven a vivir su vida tal cual la quieren vivir, tengan la edad que tengan. Quedará para la historia la ironía esgrimida por Tamames ante los discursos leídos e hiperventilados de Sanchez y la Tucán, tan contentos de conocerse y quererse, sobre todo a sí mismos.

Y la mala leche de los podemitas, los amiguetes de la Facultad, Irene, Garzónetti y Belarra, comiendo pipas en plena sesión. Cosas de la edad, sin duda.

“Alea jacta est”

O “la suerte está echada”. Todo lo que tenga que ser electoralmente hablando, será. Auguro una campaña bronca donde las acusaciones de “ultraderecha”, “fascismo”, “populismo”, “puteros” y “cocainómanos” estarán día sí, día también en las portadas de los medios. No va a ser un camino de rosas para el PP -el favorito-. La gente de VOX va a plantear batalla para no dejarse desaparecer, como sucedió en las autonómicas de Andalucía, porque perder en las autonómicas -que es igual a dejarse jirones de miles de votos por aquello del voto útil para el electorado- es una experiencia que no pueden dejar que les vuelva a ocurrir, so capa de perder cualquier tipo de posibilidad de continuar en el ruedo político.

Yunque y martillo

La postura de España 2000 ha sido marcada por la Dirección: votad lo que os parezca menos malo y vigilancia sobre los electos. Estemos pues atentos, porque casi con toda seguridad se de un reagrupamiento post electoral de las fuerzas patriotas, porque Vox no podrá aguantar la tensión de entrar en los gobiernos locales y autonómicos y mucha gente se dará cuenta de que no son la solución, generando un segmento de descontentos afines a nuestras ideas que volverán a una posición política sin ambages ni olonazos.

Vuestro Otto.