Categorías
Artículos

Batallón de Castigo

Amici, camerati, compagni:

Hoy la cosa va de literatura bélica. O de política literaria. O de política bélica. Qué sé yo, pero ahora veremos cómo sale. El caso es que rebuscando en la librería París-Valencia, encontré, de saldo, casi todos los libros de un escritor danés-alemán, enamorado de España, de fama en los años 60 y 70, de nombre Sven Hassel, que era el pseudónimo del escritor danés Børge Willy Redsted Pedersen y que falleció en el año 2012, en Barcelona.

En sus libros se narra la historia de un grupo de soldados alemanes que viven siempre al borde del reglamento, reglamento prusiano, el de la Wehrmatch: el más estricto de los existentes. Algunos de ellos provenientes de batallones de castigo, formaban un equipo de compañeros, camaradas del frente, que compartían la dureza y el heroísmo del combate entreverado con las vivencias del soldado alemán común, representadas en sus personajes.

Estos son algunos de los personajes, de los de “porte y raza”, de sus novelas. Os dejo un “link” sin desperdicio para que lo descubráis por vosotros mismos:

La cosa es que, entonces, transcurridos 25 años del final de la 2ª guerra mundial, lo que sucedió se recordaba como una guerra entre naciones, por la preeminencia o supervivencia de la Patria. Vamos, como eran las guerras de toda la vida. Y así se representaba en los “mass media”, sobre todo en el cine, en las novelas y en los tebeos.

“El puente”: peli -salvo excepciones- sin blandenguerías hollywoodienses. Aquí la podéis ver entera y en español:

Cuenta la historia de unos soldados de la “Hitler,s jugend”, que defendieron el Tercer Reich hasta la muerte para que no entrara Patton en la Vaterland, la patria.

Los “malos-malísimos” eran, claro está, los alemanes y los “japos”, que caían como moscas, gracias a las metralletas que nunca se quedaban sin municiones. Solo en hazañas bélicas de “Boixcar”, un dibujante e historietista catalán, se deslizaba en elogios al valor de los perdedores, con los que, en la mejor tradición española, nos habíamos “apuntao”, porque perder, camaradas, es cuestión de método.

El METODO ZOSSEN EN LA ACCION POLITICA

Tenéis una cerveza pagada todos aquellos que sepáis qué era -y siguió siendo bajo otra bandera-, el complejo conocido como “Zossen” durante la World War II, que dicen los anglos. Pues como no os lo sabéis, os cuento que, a unos 40 km al Sur de Berlín, se encuentra la pequeña localidad de Zossen (ahora se le llama Wundorf). Allí se encontraba, disimulado como un pueblecito alemán encantador, el OKW: EL ALTO MANDO DE LA WEHRMATCH.

Cuenta el general de brigada y director de la escuela del Ejército, don Carlos Javier Frías, que el estilo de mando de la Wehrmacht era el conocido como “directivas”, absolutamente distinto a la “bataille conduite” aliada, que era una forma de imponer orden “a rajatabla”, con todos los casos previstos, para la previsible “fog of war”, o niebla de guerra.

Porque, camaradas, los planes militares aguantan hasta que aparece el enemigo. El modelo de la “Wehrmatch” daba facultades a los mandos operativos para que aplicaran tácticamente lo que la estrategia global había dispuesto. El mariscal Erwin Rommel y sus tácticas constituyeron un ejemplo notorio de flexibilidad táctica. Eso sí, estaba “al pie del cañón”, como quien dice.

El documental-película que explica el concepto y cómo superar esa ceguera que afecta al alto mando: The Fog of war. En inglés, con subtítulos, la crónica del desastre del Vietnam por Robert Mcnamara, el secretario de Defensa de los EEUU que creyó que las guerras se ganan con estrategias de gran empresa, como si fuera cuadrar una mera cuenta de resultados.

Los consejos que da no tienen desperdicio para la acción política. Si os queréis enterar de cómo se convirtió en una “bomba política” que se cargó los gobiernos de Johnson y Nixon, o de cómo hacer un informe interno que pringa a todos, por una “buena causa” con olor a traición, aquí:

EL POLITBURÓ-CRATA

Lo contrario al “método Zossen”, en política, es el “politburó”, sobre todo si los integrantes del “politburó” son gerontócratas, es decir, “güelos” con pocas ganas de adaptarse al cambio, y muy acostumbrados a cerrar puertas e ideas por temor a perder su posición de poder.

En un partido político, sobre todo si está en la oposición, apostar por la “solución burócratica”, es como firmar el suicidio de una organización o partido a plazos. Al estar en la oposición, lo que se debe buscar es, precisamente, la innovación y la toma de decisiones autónomas y descentralizadas. Vamos, entre los hispanos, eso se llama “guerrilla”, palabra y forma de lucha exportada a todo el mundo, que conlleva iniciativa, imaginación y valor. Eso sí, el “OBK”, el “alto mando”, debe contar con que se ha designado a los mejores para los puestos de decisión operativa, para el frente, vamos. A partir de ahí, los “aristos” -los mejores-, que no los “aristócratas” de apellido, tienen, como decía Napoleón, gran reconocedor del liderazgo natural para la política y la milicia, que casi siempre es lo mismo: “todo soldado francés lleva un bastón de mariscal en la mochila”.

Es decir, que cualquiera -con independencia de su origen- si en la lucha demuestra valor, denuedo, inteligencia y constancia, mucha constancia, pese a las condiciones que la vida le haya puesto como dificultades, sabrá encontrar que son, en realidad, ventajas.

Y, la verdad, los “aristos”, suelen tener ideas propias, es decir, se muestran muchas veces como indisciplinados, desafiantes a las normas burocráticas, pero, eso sí, valerosos, resistentes y, por consiguiente, idóneos para la guerra de guerrillas más que para los desfiles “al paso de la oca”, que están muy bien para infundir respeto, pero mejor está la técnica de Cassius Clay: golpea y retrocede, mantén una distancia operativa y, vuelve sobre la ceja abierta del contrario.

Los entrenadores de fútbol suelen equivocarse con sus jugadas ensayadas en frío, y suelen castigar a los “díscolos”. Eso, en política no es un buen camino, insisto. Empezar a mandar al “Batallón de castigo”, tipo “12 del patíbulo”, por eso se debe estar muy atento para encontrar a los creativos, que suelen distinguirse por:

a) cierta indisciplina y desaliño indumentario.

b) dar miedito al enemigo por sus tácticas impredecibles.

Y, sabiendo aprovechar las capacidades de los guerrilleros, la Patria, nuestra memoria personal y colectiva de los que nos preceden, las reconocerá, porque, sin duda, todos, el OBK, la tropa y la propia Nación española, saldrán ganando.

En la foto, Francisco Franco en Marruecos, alegre en la marcha, exigente en la preparación de las fuerzas para el combate. No en vano, se dice -con razón- que la táctica es para los aficionados, los profesionales cuidan la logística.

En la política, como en la vida, hay que “estar a la que salta”. Los griegos distinguían diversos dioses que regían el tiempo. Cronos, que era el dios del tiempo que pasó, que transcurre o transcurrirá.

Kairós, por el contrario, sería el dios del “momento oportuno”, por eso se le representaba con alitas en los pies, porque vuela, y calvo, pero con un mechón de pelo de donde se le podría agarrar. Por eso se dice que “a la ocasión se le pinta calva”.

Fijaos, no es meramente “la suerte”, eso es cosa de los dados, de las cartas, de la lotería y del casino: siempre se pierde. Es preparación, constancia, espera, todo ello con un objetivo marcado “a fuego”, que, entre nosotros, es el bueno, el que está en el lado correcto de la Historia: no dejar que el “blocao” caiga sin lucha, ni que el Alcázar se rinda, ni que la tropa huya en desbandada. No es tarea pequeña, pero es lo que nos encarga la Patria, y no nos vamos a arredrar ni entrar en disquisiciones bizantinas, porque el futuro es nuestro y lucharemos sin denuedo, para conseguirlo. Y lo haremos, vaya que lo haremos, siguiendo el ejemplo de las falanges de las legiones romanas, con orgullo y tras el saludo de rigor: “Por las cenizas de nuestros padres y los dioses de nuestros templos”.

Se despide por unos días vuestro Otto, que como es un “perrico suelto y sin collar”, se va unos días a galantear damas, no sin antes dedicarles, a las damas conocidas o por conocer, una canción, J’attendrai, de Tino Rossi, de cuando Europa despertó: