“El trabajo fijo y seguro es un concepto del siglo XIX», ha declarado el pasado martes 17 de mayo, el presidente de la CEOE, Juan Rosell. Tras soltar el disparate, ha apostillado que, en el futuro, el empleo habrá que «ganárselo todos los días»… como si a alguien le pagasen por no ganárselo.
Estas declaraciones, en otra boca, no provocarían más que una sonrisa, pero tratándose del Presidente de la Patronal, nos sumen en la más profunda inquietud, tanto por revelar la catadura del personaje, como por ver cómo meten otro clavo en el ataúd del Estado del Bienestar.
Si la Patronal no considerase al Trabajador Español como un limón al que exprimir y tirar, como un burro al que uncir el yugo, porque alguien tiene que tirar del carro, no helaría la sangre una expresión como esta. Si el Obrero Español, generalmente bien formado, fuese objeto de disputa entre los empresarios debido a su valía, el empleador cuidaría del empleado, le sacaría un rendimiento mayor, y el empleado estaría a gusto… vería en la movilidad una oportunidad y no se asustaría de no jubilarse en un trabajo determinado.
Esta declaración ha de verse encuadrada en la línea que pretende seguir el liberalismo económico. Si ya no se pueden fagocitar todas las monedas de la Tierra con burbujas inmobiliarias o crediticias, se arrancarán directamente de los bolsillos de los obreros. Los trabajadores seguirán pagando impuestos, pero ya no llegarán para atención sanitaria o jubilaciones, educación o servicios sociales, bajarán los salarios y se institucionalizará el despido libre. Se provocarán efectos llamada de inmigrantes para suplir a los obreros nacionales díscolos, siguiendo las directrices de esa otra gran lumbrera que es el presidente de la patronal Alemana, Ulrich Grillo. Lo único que falta es la vuelta a los latigazos. Tiempo al tiempo.
El capitalismo se suicida.
El sr. Rosell, en su lógica liberal, olvida que el pilar fundamental del capitalismo es el consumo. Y el consumo, sr. Rosell, se da cuando el trabajador tiene una estabilidad. Si el trabajador se ve como en aquellas plazas de los pueblos andaluces de hace medio siglo, esperando a que llegasen los del cortijo a ver si le dan la jornalada o no, no consume.
El mejor ejemplo lo puede encontrar en usted mismo, sr. Rosell. Su padre, Joan Rosell, fue el empresario que se enriqueció vendiendo juguetes a mediados del siglo pasado. Aquellos juguetes los compraban obreros para sus hijos, porque empezaban a tener una estabilidad laboral. En caso de no haberla tenido, hubiesen seguido los niños jugando con una lata y un palo, y su padre no le hubiese podido costearle a usted una juventud acomodada, saltando a capricho de Facultad en Facultad, sabiendo que los contactos con la alta burguesía catalana le solucionarían el futuro, como así ha sido.
Instauren la inestabilidad laboral, “suiciden” el capitalismo al no haber consumo. Otros seguiremos intentando mostrar que el capitalismo ha de atemperarse, que la base para el progreso es, sobre todo, la que forma una sociedad compuesta por Obreros Españoles satisfechos, sin regalos, ganándose lo que merezcan pero sin la amenaza de la inestabilidad que predica el sr. Rosell. Esa sociedad, sin amenazas de importación de trabajadores extranjeros ni vueltas a las condiciones laborales del medioevo, es la que hace fuerte y solidaria a España, para defender de cualquier amenaza a sus nacionales, incluso al sr. Rosell.
Como contradecirse en diez minutos.
Ni siquiera eso ha tardado el sr. Rosell, tras la primera tontería, en pedir un mayor impulso de la digitalización en Europa y en España, especialmente en educación, porque «corre peligro de perder el tren de la revolución digital».
Solo cabe preguntarle a qué educación se refiere. Si a las clases extra de informática que deban pagar a sus hijos los obreros sin trabajo fijo y salarios menguados. Hay que recordarle que el 15 de mayo del año pasado apostó por la privatización total de la educación y la sanidad. Pero puede que se refiera a la formación de los trabajadores en las empresas, aunque desconocemos como se va a justificar dar formación a un personal que puede ser despedido por el artículo 33, al día siguiente.
Ya de postre, ha pedido el sr. Rosell que el sector público se ponga al día en digitalización, y se suba la inversión en I + D del 1,2% al 2% de PIB…. ¿ Para qué? El mismo sr. Rosell, como todos los liberales cuando se suben y rozan el orgasmo oratorio, acaban reconociendo que harían desaparecer “lo público” inmediatamente. Es incomprensible que pretenda influir en algo que quiere destruir.
El sr. Rosell, ese gran aliado de Podemos.
Parece que desde los ventanales de la Sede de la CEOE, el sr. Rosell no ha visto lo que ocurre en la calle. Desconoce que un grupo de demagogos radicales anda suelto, engañando con cantos de sirena a los Obreros Españoles. Estos radicales de izquierda bendicen los disparates del sr. Rosell, ya que les da armas y argumentos para llevar a cabo su revolución, al poder mostrar que efectivamente hay un proyecto para la esclavización de los trabajadores.
Por otro lado, estos estalinistas de bolsillo pertenecen a la misma clase acomodada que el sr. Rosell, gustan de tener dinero y puestos, y poco a poco algunos de sus votantes se van dando cuenta de que no venden más que humo. Pero gracias a declaraciones como las del sr. Rosell vuelven a remontar el vuelo.
Es posible que hasta del mismo Partido Popular del sr. Rosell acaben pidiéndole que cierre la boca. Al menos hasta que pasen las elecciones.